Raúl Berzosa: «Ellos nos han señalado dónde está nuestro secreto y sentido existencial y la clave de nuestra felicidad: en Jesucristo»
Queridos hermanos presbíteros, queridos seminaristas, queridas consagradas, queridos todos: gracias por vuestra participación en esta Eucaristía.
En el segundo domingo de Pascua bien podemos comenzar con el salmo que hemos repetido hoy: “Dad gracias al Señor porque es bueno; porque es eterna su misericordia”. El Padre bueno, en Cristo resucitado, por el Espíritu, nos hace un gran regalo, en este día y paratoda la Iglesia: la canonización de dos Papas.
Ya, en su momento, al fallecer Juan XXIII, en el año 1963, el pueblo decía de él que “había sido bueno y santo”. Se ha escrito que su muerte fue una muestra de duelo mundial porque había ganado el corazón del mundo entero. Por eso, el papa Pablo VI, en 1965, comienza el proceso de su beatificación. Recordamos que la beatificación del Papa Juan XXIII tuvo lugar en el año 2000. En aquella ocasión, el milagro aprobado fue la curación de una hemorragia ulcerosa mortal a sor Caterina Capitani, en 1966.