Raúl Berzosa: «Casi medio milenio después de su muerte y medio milenio completo desde su nacimiento, Santa Teresa sigue siendo muy actual para nosotros»
Queridos hermanos sacerdotes, especialmente D. César, D. Rafael y D. José María coordinadores de este año teresiano, querida comunidad de madres carmelitas, queridos todos:
La primera lectura de hoy, del libro del Eclesiástico, la podemos aplicar plenamente a Santa Teresa: Dios la llenó de verdadera sabiduría e inteligencia. Porque, como hemos escuchado en el Evangelio de San Mateo, ella fue mansa y humilde de corazón. Y, por eso, con el Salmo 88, pudo contar a sus hermanas las maravillas de Dios y alabar al Señor, con autenticidad, en medio de la Asamblea.
Celebramos hoy la fiesta de Santa Teresa y, con ello, el inicio del año jubilar. Teresa “la grande”, la apasionada de Jesucristo. “Para vos nací”, solía repetir. Por eso, tan importante y decisivo es hablar de “Teresa de Jesús” como del “Jesús de Teresa”. Y, por eso, podemos exclamar, en verdad, que casi medio milenio después de su muerte y medio milenio completo desde su nacimiento, Santa Teresa sigue siendo muy actual para nosotros.
Los tiempos de la Santa, como los nuestros, fueron tiempos recios y turbulentos. La iglesia de entonces necesitaba, como la de hoy, hombres y mujeres que vivieran con autenticidad, con reciedumbre, con vigor y como savia y vino nuevos. Y el Espíritu suscitó una pléyade de santos: Juan de Dios, Pedro de Alcántara, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Francisco de Borja, Juan de Avila, Juan de la Cruz, Carlos Borromeo, Tomás de Villanueva, Juan de Ribera, Angela de Mérici, José de Calasanz… Porque sólo los santos son capaces de orientarse y superar las crisis, sociales y eclesiales, por muy fuertes que parezcan serlo.