Raúl Berzosa: «Querida Guardia Civil, tenéis que ser, como la Virgen, defensores y custodios de la Vida»
Queridos hermanos sacerdotes, especialmente los que habéis tenido o tenéis familiares y parientes en la Guardia Civil; querido Capitán y miembros del Benemérito Cuerpo, queridos concejales y autoridades, queridos todos:
Una vez más, para quien os habla, es motivo de alegría poder celebrar esta Eucaristía en el día grande de la Virgen del Pilar.
En las lecturas de la Palabra de Dios que hemos escuchado, la primera, tomada del libro de la Crónicas, nos hablaba del Arca de la Alianza, que presidía al Pueblo de Israel. Era prefiguración y anuncio de lo que sería la Virgen María, Nuevo Arca de la Alianza, en medio de nosotros, el nuevo Pueblo de Dios. Porque, como nos decía el Evangelio de San Lucas, ella, en sus entrañas, llevó al mismo Dios. Por eso “Dichosa la madre que Dió a luz tal hijo”. Finalmente, y ya metidos propiamente en la Fiesta que celebramos, hemos recitado con el Salmo 26, “el Señor me ha coronado de gloria y sobre la columna me ha exaltado”. Así es Nuestra Señora del Pilar. Así es vuestra Patrona, queridos miembros del Cuerpo de la Guardia Civil.
El Concilio Vaticano II nos recordó que María, La Virgen, es espejo de todas las Virtudes humanas. Permitidme que, este año, brevemente, ponga en parangón algunas de las virtudes de nuestra Madre con las vuestras, como servidores del bien común. Y lo hago de la mano de nuestro querido Papa Francisco. Nos dice el Papa que la Virgen tuvo al menos cinco rasgos muy valiosos y actuales para nosotros: el sí a la Vida, la “prontitud” para atender a los demás, el estar cerca de los más necesitados, el espíritu de contemplación de las cosas de la vida a la luz de Dios y, finalmente, la audacia para abrir nuevos caminos de evangelización.