Raúl Berzosa: «Un templo no son piedras muertas, sino reflejo y signo de las piedras vivas que en él rezaréis, celebraréis, anunciaréis y os comprometeréis»
Queridos hermanos sacerdotes, especialmente D. José María –párroco de esta comunidad- y D. Rafael –colaborador estrecho en esta Unidad de Comunión y Misión-; queridas consagradas, que trabajáis en esta parroquia (Misioneras y Teresianas); queridos todos, especialmente los que formáis parte de esta Iglesia Viva del Salvador:
Para un obispo, es siempre una gran noticia, y motivo de profundo gozo, el poder inaugurar un templo, que no son piedras muertas, sino reflejo y signo de las piedras vivas que en él rezaréis, celebraréis, anunciaréis y os comprometeréis… Un edificio sin personas que lo den vida cotidianamente, es tan sólo un museo o un monumento más o menos bello. ¡Felicidades a todos cuantos habéis hecho posible esta obra!: los presentes, y los que habéis dejado lo mejor de vosotros mismos durante tantos años, en especial D. Andrés y D. Fernando, párrocos muy queridos. Sin olvidar tantos laicos comprometidos… Y un mención muy especial a las Asociaciones de Vecinos y al Ayuntamiento que, en su día, cedió los terrenos “de equipamiento social y religioso” para poder edificar este complejo parroquial.