Toro

17f361b91304187ae21b9ebfd886ece0El Arciprestazgo de Argañán visita las Edades del Hombre

El pasado sábado 18 de junio, un grupo de personas del Arcieprestazgo de Argañán se acercaron a Toro para visitar AQVA, la exposición de las Edades del Hombre. Posteriormente, celebraron la Eucaristía en las Madres Carmelitas y luego se trasladaron a Zamora para comer y para realizar una visita guiada a la Ruta del Románico y al Museo de Semana Santa.

La jornada terminó con una oración a la Virgen María en la capilla mayor del seminario ante una imagen de la Virgen de la Saleta.

Opinión

¡Mucho más que política!

Durante este mes de Junio, una vez más, estamos llamados a acudir a las urnas para ejercer nuestro derecho y deber de votar a nuestros representantes políticos. Como pastor católico, me sitúo entre el pueblo, en el terreno de la ética y del bien común.

En mi entorno, escucho voces de desencanto y de frustración social. La corrupción, el paro, el desencuentro entre políticos, los recortes sociales y los reajustes macro-económicos, o el primar las ideologías antes que la realidad, amenazan con una abstención notable.

No es tiempo de revanchas ni de mirar hacia atrás (“lo que pudo ser y no fue”). Estamos inevitablemente embarcados y navegando hacia el futuro. La barca social no está anclada en el puerto. Y el mar, español-europeo-mundial, no refleja aguas mansas.

Son tiempos, por lo mismo, de reconsiderar muy bien quienes serán los patronos y oficiales que nos deben llevar a buen destino; además, con qué cartas de navegación nos conducirán; y, todo ello, sin olvidar que todos somos marineros-responsables de lo que suceda en la nave. Cada cual debe aportar lo mucho o poco que sabe, puede o tiene.

Debemos primar las políticas de integración, de sumar y no restar, de buscar la paz social y el bien común, y de favorecer a los más pobres y descartados de nuestro sistema. No están en juego sólo políticas económicas, sino sobre todo un concepto de hombre y de mujer y, por lo mismo, de sociedad. Estamos en un cambio de época y en tiempos nuevos; también para lo político.

Esta tierra y este pueblo nuestro civitatense siempre ha sabido mostrar “su alma, su sabiduría y su intuición”, aún en los momentos más duros y recios. Somos conscientes de nuestra pequeñez, pero al mismo tiempo de nuestra dignidad. La familia, la solidaridad, el respeto, la fama, las sanas tradiciones, el trabajo bien hecho, la fiesta y las celebraciones, junto a la religiosidad, nos definen. Ni somos viejos estancados y paralizados, ni adolescentes que deban comenzar siempre de cero…

Somos un pueblo, como afirma el Papa Francisco, “que comparte un modo de vida y un proyecto social que anhela el bien común y desea privilegiar la cultura del encuentro y de la ética de la solidaridad, para que cada persona se sienta ciudadano, en el seno de su pueblo-social y, libremente, en el pueblo de Dios fiel”. Por encima de manipulaciones ideológicas e integrando siempre a los más marginados y excluidos.

Hago una doble llamada: por un lado, a ejercer nuestro voto responsable; y, por otro lado, a orar para que el Espíritu nos ilumine y sepamos abrir caminos de ilusión, de reconciliación, y de un compartir comunitario. Con un recuerdo que, en el corazón de los votantes, no puede faltar: “Esta tierra no la hemos heredado sólo para nosotros, sino para nuestros hijos y nietos”. En otras palabras, no deseamos una política “a corto plazo”, sino mirando el horizonte amplio y sembrando procesos a medio y largo plazo. Todo un reto y una esperanza.

 

+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo

Funeral D. Victoriano Sañudo

Raúl Berzosa:» ¡Qué sanamente orgullosos podemos sentirnos de la talla y calidad de nuestro presbiterio!»

Querido D. José, Obispo; queridos hermanos sacerdotes, especialmente los miembros del Cabildo catedralicio; queridos familiares de D. Victoriano; queridas consagradas; queridos todos:

Ayer, a última hora de la tarde, nos llegaba la triste noticia del fallecimiento de D. Victoriano. Lo presagiaba su grave enfermedad, que le obligó a hospitalizarse días atrás. Mi último encuentro con D. Victoriano fue con motivo de la celebración de la Eucaristía, en la Memoria de la Virgen de la Salud, en el Templo del Hospital de la Pasión. Ya reaccionaba de forma lenta a los estímulos; no así cuando le hablé algunas palabras en griego clásico: abrió sus ojos claros y me miró con la picardía de siempre, y me regaló una sonrisa sin poder corresponderme con sus palabras porque ya no acertaba a pronunciarlas.

Victoriano Sañudo formaba parte de los sacerdotes más mayores y longevos de nuestra Diócesis: ha fallecido con 89 años cumplidos. Nacido en Floirac (Francia), sus estudios los cursó principalmente en Comillas, donde fue ordenado diácono, en 1951, y presbítero en 1952. Además de los estudios eclesiásticos, se licenció en Filosofía y Letras. Nada más ser ordenado, en el mismo año de 1952, fue nombrado Prefecto de Disciplina y Profesor del Seminario Diocesano. En 1955, también fue nombrado Coadjutor de la Parroquia del Sagrario. Y, en 1956, realizó oposiciones a Canónigo de la Catedral. Desde 1958 a 1961 ejerció como Consiliario de la Sección Femenina de la Acción Católica. Desde 1990, fue profesor del Curso Introductorio del Seminario Mayor. Y ya, desde 1998, Canónigo Emérito de esta Catedral. Durante sus años de docencia, además de Latín, Griego y Hebrero, enseñó Historia de la Filosofía, Cosmología, Misionología y Canto Gregoriano. ¡Cómo le gustaba tatarear los tonos gregorianos!… También fue profesor de Griego en el Instituto «Fray Diego Tadeo».

Me consta que sus alumnos, muchos de los actuales sacerdotes de nuestra querida Diócesis civitatense, le están muy agradecidos y guardan un grato recuerdo de él. Algunos, que no han podido estar presentes hoy, por labores pastorales, me lo han recordado expresamente. Una vez más, ¡qué sanamente orgullosos podemos sentirnos de la talla y calidad de nuestro presbiterio!

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