Raúl Berzosa: «No se trata de oponer la contemplación y la acción, sino de resituar u ordenar las prioridades en la vida: lo primero, es escuchar a Jesús y a partir de ahí, los afanes de la vida»
Queridos hermanos sacerdotes, querida comunidad de religiosas, queridos residentes y personal laboral, queridos todos:
En este día, tan especial para esta casa, quiero hablaros, brevemente, de dos realidades: del evangelio del día y de algún rasgo de Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.
En cuanto al Evangelio, hemos contemplado cómo Jesús sabe tomar un descanso y gozar de la santa amistad y hospitalidad de una familia de Betania compuesta por tres hermanos: Lázaro, Marta y María.
En esta ocasión se nos presenta a Marta preocupada por las tareas domésticas. María está sentada a los pies de Jesús, escuchándole. Ciertamente tiene mérito la actitud de Marta de atender lo mejor posible al huésped. Sin embargo Jesús alaba más la actitud de María, porque “ha escogido la mejor parte”.
No se trata de oponer la contemplación y la acción, sino de resituar u ordenar las prioridades en la vida: lo primero, es escuchar a Jesús. Y, a partir de ahí, los afanes de la vida.
Para nosotros, es una doble llamada de atención: una, para la vida y, otra, para vivir mejor la Eucaristía. Para la vida, porque tendremos que examinarnos y valorar si nos refugiamos en la oración sin trabajar lo suficiente o si caemos en un activismo sin atender la vida de oración. No podemos separar el amor apasionado a Jesús (con momentos de “oración de alcoba” o de encuentro personal con Él) de las obras del reino o vida de compromiso misionero. Hay que unir Rey y Reino (mística y obras).