MISERICORDIA ET MISERIA (20-11-2016)
(Resumen de Mons. Raúl Berzosa)
A.- Misericordia-perdón y alegría, caminan unidas…
Misericordia et misera son las dos palabras que san Agustín usa para comentar el encuentro entre Jesús y la adúltera (cf. Jn 8,1-11), e indica, además, el camino que estamos llamados a seguir en el futuro. Jesús ha mirado a los ojos a aquella mujer y ha leído su corazón: allí ha reconocido el deseo de ser comprendida, perdonada y liberada. La miseria del pecado ha sido revestida por la misericordia del amor. Por parte de Jesús, ningún juicio que no esté marcado por la piedad y la compasión hacia la condición de la pecadora (1).
También, en el otro encuentro con la mujer pecadora (Lc 7,36-50) se hace patente que el perdón es el signo más visible del amor del Padre, que Jesús ha querido revelar a lo largo de toda su vida. Nada de cuanto un pecador arrepentido coloca delante de la misericordia de Dios queda sin el abrazo de su perdón (2).
La misericordia, finalmente, también suscita alegría porque el corazón se abre a la esperanza de una vida nueva (3). Ahora, concluido este Jubileo, es tiempo de mirar hacia adelante y de comprender cómo seguir viviendo con fidelidad, alegría y entusiasmo, la riqueza de la misericordia divina (5).
B.- ¿Y, para el futuro?… Una especie de Decálogo…
1.- Termina el Jubileo y se cierra la Puerta Santa. Pero la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par. Es el momento de dejar paso a la fantasía de la misericordia para dar vida a tantas iniciativas nuevas, fruto de la gracia (18). En este Año Santo se han realizado muchos signos concretos de misericordia. Comunidades, familias y personas creyentes han vuelto a descubrir la alegría de compartir y la belleza de la solidaridad. Y aun así, no basta. El mundo sigue generando nuevas formas de pobreza espiritual y material que atentan contra la dignidad de las personas.
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