Raúl Berzosa: «Solidaridad es la decisión de devolver al pobre lo que le corresponde y defender sus derechos»
Queridos hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos todos:
Acabamos de escuchar en el evangelio del día, tomado de San Mateo, que “debemos tratar a los demás como queremos que ellos nos traten”. Es más: como hemos cantado con el salmo 14, “sólo puede hospedarse en la tienda del Señor el que tiene un corazón atento a los demás, tierno y misericordioso”. Porque, como se nos recordaba en la primera lectura, tomada del libro del Génesis, “todos somos hermanos”. Y no solamente no tiene que haber disputas entre nosotros. Sino que nuestro trato debe ser fraterno y fraternal. Como se nos pide desde Cáritas.
Precisamente, como venimos repitiendo, este mes de Junio está siendo el mes de Cáritas. Cumple 50 años en nuestra Diócesis. Cáritas tiene una identidad y misión propias: vertebrar la caridad diocesana. Es como la cabeza, el corazón, y las manos de toda la Diócesis en favor de los más desfavorecidos. ¡Felicidades, Cáritas, por tus bodas de oro!
Me duele constatar que, todavía, entre nuestros cristianos, hay quienes contraponen evangelización o celebración a compromiso de caridad. No es nuevo. También al papa Francisco le critican, por haber escrito Evangelii Gaudium, y le acusan de que no entiende de economía ni de política, ni de los mecanismos del sistema neoliberal-capitalista. ¡Y vaya si entiende… y vaya si hace pensar lo que dice!
Como el papa Benedicto XVI, también el papa Francisco denuncia que estamos en una crisis “del hombre”, es decir, de la negación de lo humano para adorar al nuevo becerro de oro: el dios dinero. Por eso, el Papa Francisco nos invita a sustentar la vida en “lo esencial”, porque uno no se puede respetar a sí mismo ni a los demás cuando su vida se ha edificado sobre el tener, la mentira, la injusticia o la explotación. Sólo la verdad nos hace libres. El Papa nos hace dos preguntas: “¿En qué decidimos fundar nuestra vida personal?… Y, ¿cuál es nuestra actitud ante las necesidades del prójimo?”…
El Papa Francisco nos recuerda, con claridad y valentía, que el anuncio del Evangelio tiene necesariamente un contenido social. El Reino de Dios reclama un compromiso para transformar personas y estructuras sociales. ¿Y cuáles son los principales contenidos sociales del anuncio cristiano, de los que Cáritas se hace eco y trata de ponerlos en práctica?…
Recordamos algunos de ellos, que no son otra cosa que lo que llamamos “doctrina social de la Iglesia”:
– Los pobres son los primeros destinatarios del Evangelio, porque la opción por los más necesitados no es algo sociológico o ideológico, sino teológico y espiritual. Al final, nos examinarán del amor (Mt 25).
– La acción social de Cáritas, y de todas las personas y grupos cristianos, están al servicio de la liberación y promoción de los más pobres. Solidaridad es la decisión de devolver al pobre lo que le corresponde y defender sus derechos.
– La opción por los últimos es signo de autenticidad cristiana. Tenemos que dejarnos evangelizar por los pobres. Es muy importante la atención amorosa, cercana, real y cordial a los necesitados. Aunque, a veces, el compromiso social y de caridad implica denuncia profética y dar la cara.
– Es necesario luchar contra las causas estructurales de la pobreza. Y, al tiempo, necesitamos cultivar una espiritualidad de la ternura; sin olvidar que los cambios necesarios en la sociedad sólo serán posibles desde un cambio de mentalidad y la vivencia de una profunda espiritualidad.
– Y, finalmente, como se nos recuerda en la última Encíclica, “Laudato sii”, la ecología integral, al mismo tiempo, cuida de la madre y hermana Tierra y de los hermanos los hombres, especialmente de los más necesitados.
Conclusión: por un lado, no se puede evangelizar al margen de los pobres y, por otro lado, en la belleza y alegría del Evangelio no puede faltar un signo: la opción por los últimos.
¡Gracias sinceras a todos cuentos han trabajado durante estos cincuenta años en Cáritas! ¡Gracias a cuantos trabajáis y gastáis vuestras vidas, hoy, en el Campo de la Caridad; tanto personas como instituciones diocesanas!
¡Gracias, especialmente, al voluntariado! Permitidme, como obispo de esta Diócesis, que recuerde la identidad genuina y profunda de quienes tratáis, día a día, de pone en práctica “la diaconía de la caridad”, y que hace de vosotros mucho más que una ONG. Recojo lo que está escrito en el propio ideario de Cáritas y en otros lugares:
- Ø Sois un voluntariado comprometido que cree en el cambio social para una sociedad más justa, solidaria y fraterna.
- Ø Sois un voluntariado que aporta a la sociedad no tareas realizadas, sino también actitudes convencidas y profundas.
- Ø Sois un voluntariado capaz de organizarse con respuestas colectivas y comunitarias frente al individualismo predominante.
- Ø Sois un voluntariado coherente que, desde la acción caritativa, crece como personas y como cristianos.
- Ø Sois un voluntariado con disponibilidad para la buena formación, superando la simple “buena voluntad” y promoviendo una acción caritativa de calidad.
- Ø Sois un voluntariado que ofrece el servicio o diaconía de la caridad en diferentes ámbitos y escenarios. Así:
- Trabajo en favor de los colectivos más vulnerables y excluidos: infancia, familia, juventud, mujer, mayores, inmigrantes, personas con discapacidad, personas sin hogar, drogodependientes, comunidad gitana, reclusos y ex-reclusos, enfermos de sida, promoción por los derechos sociales, cooperación internacional, etc.
- Denuncia de las injusticias sociales y de sus raíces y causas.
- Sensibilización y formación de la sociedad a través de campañas, publicaciones, formación y otros.
- Ø En resumen, el voluntariado no es sólo “ocio” ni tiene una sola edad. Es un estilo de vida cristiano comprometido en todas las edades.
- Ø El voluntariado es una gran plataforma de evangelización; como las abejas que, a medida que se alimentan del néctar de las flores, llevan también su polen, y lo van esparciendo, sin apenas darse cuenta, para que éste dé fruto.
- Ø El voluntariado experimenta que ha recibido mucho más que aquello que ha dado. La caridad es una fuente que nunca se agota, y que rompe con todas las leyes de la física: cuanto más se da, más se tiene, y cuanto más se entrega desinteresadamente, más se recibe.
- Ø En resumen, el verdadero voluntario sabe que lo suyo es una “vocación”; es el gozo de una llamada y de una respuesta; todo ello en gratuidad y en clave de Evangelio; porque se identifica, a la vez, con el Buen Samaritano, y con los discípulos que reparten el pan, y con los del Camino de Emaús, que reconocen al Señor al partir el pan de la Eucaristía.
Nos espera una apasionante tarea: evangelizar y amar. Evangelizar amando y amar evangelizando. Benedicto XVI, en Cáritas in Veritate (n. 15), nos dejó escrito lapidariamente que “el testimonio de la caridad de Cristo, mediante obras de justicia, paz y desarrollo, forma parte de la evangelización”. La caridad hará que la evangelización no sea un simple adoctrinamiento o una imposición opresora sino una buena noticia del amor de un Dios que libera y nos hace libres, además de restaurar a cada persona su dignidad y crear una sociedad fraterna.
Que Santa María de la Caridad, y tantos santos y santas, testigos del amor cristiano, nos sigan acompañando y alentando en el ejercicio del genuino y verdadero amor cristiano.
+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo