Cuaresma 2013:
Conversión y solidaridad
Casi sin darnos cuenta, estamos ya en la Cuaresma. Antes, la Campaña anual de Manos Unidas. Deseo unir estas dos realidades como dos caras de una misma moneda.
En relación al tiempo litúrgico cuaresmal, el Papa Benedicto XVI desea que, dentro del Año de la Fe, constituya una ocasión favorable y propicia para encontrarnos con Dios y con los demás. En otras palabras, que, junto a un redescubrir la alegría de creer y la belleza de nuestra fe, estemos dispuestos a una renovada conversión al Señor Jesús y a una entrega sincera y generosa a los demás, especialmente a quienes más lo necesitan.
Os invito, muy especialmente, durante esta Cuaresma a acercaros al Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación. Y que lo hagamos bien; no solo con una esmerada preparación y un sincero dolor de los pecados sino como lo manda la madre Iglesia: con confesión y absolución personales y con firme propósito de la enmienda. Pido a las parroquias, y a los ministros sacerdotes, que cuiden en este año dicho sacramento; y que la preparación y celebración comunitaria no solo orienten sino que faciliten siempre a los fieles a la posibilidad de una confesión personalizada con absolución individual. Es el camino para una auténtica y continuada conversión. De lo contrario, se perderá aún más el sentido de pecado y no se apreciará el valor de dicho sacramento en su dimensión profunda. ¡Gracias por atender esta llamada!
Y, si importante será en esta Cuaresma la conversión, hago también una llamada a la solidaridad, colaborando con Manos Unidas. Este año con el sugerente lema “No hay justicia sin igualdad”. Ya es la campaña número 54 y se centra en el llamado tercer Objetivo de Desarrollo del Milenio. Manos Unidas promueve especialmente a la mujer para que pueda desarrollar sus propias capacidades intelectuales, profesionales, morales y espirituales. Desea que las mujeres, sobre todo las de países menos desarrollados, puedan ser cada vez más libres para elegir su forma de existencia. Para ello, se impulsan proyectos educativos, de desarrollo profesional y de participación social. Al mismo tiempo, es una denuncia contra todo aquello que impide a las mujeres serlo de verdad. Nuestra Diócesis siempre ha sido generosa con Manos Unidas. Que en este año, a pesar de la crisis, no bajemos el listón de nuestra colaboración. Gracias a todos los voluntarios de esta gran obra, especialmente a su Presidenta, Conchita, veterana creyente y alentadora incansable. Gracias, de verdad, a todos por vuestra colaboración y que Dios os bendiga y os los pague.