Palabras del obispo

Presentación de las jornadas.
Presentación de las jornadas.

Presentación V Conversaciones en la Colada organizadas por Cáritas Diocesanas

Tema de diálogo 2016: “La despoblación”

1.- ¿Por qué nos interesa el tema de la despoblación?…

– No sólo por lo sociológico o político, sino por lo “teológico”…

– Lo ha recordado el Papa Francisco: la Iglesia es Pueblo de Dios, con tres dimensiones:

– Misterio de la presencia de Dios…

– Pueblo histórico, peregrino en culturas concretas…

– Comprometido, especialmente, en este momento histórico por la inclusión de los pobres, la construcción de la paz, y la defensa de una ecología integral.

Pregunta, con mirada de fe y de esperanza: “¿Hasta cuándo seremos pueblo, con una pérdida de más de 1.100 habitantes por año?”…

 

2.- Algunas claves de identidad “preocupantes” del pueblo civitatense, de hoy…

Desde la realidad, cuento una experiencia de pastor. En una mañana, el Señor me hizo palpar, las “pobrezas y necesidades” que me rodeaban en mi querida Diócesis. Resumo la experiencia. Nada más bajar al despacho, un padre de familia solicitaba ayuda económica para poder pagar luz y agua, a punto de cortarlos. Le acompañé a Cáritas, donde le atendieron adecuadamente (pobreza material). Acto seguido, una señora me comunicó que la habían detectado un cáncer avanado y me pedía un milagro. Le dí lo que está en mis manos: palabras de consuelo y la promesa de mi oración para ella y para que los médicos acierten (pobreza de salud). Una joven de las que llaman “ninis” (ni estudia ni trabaja) vino, no a pedirme cosas, sino “sentido existencial”, razones para vivir. La puse en contacto con un grupo juvenil diocesano (pobreza de sentido vital). Un sacerdote mayor vino, literalmente, “a tirar su toalla”, porque estaba harto y cansado de la no-respuesta de su gente, los cristianos de “toda la vida” (pobreza como cansancio de los buenos). Una abuela me vino a pedir consejo y ayuda para “que sus hijos y nietos” recobraran la fe (pobreza de falta de sentido religioso). Un alcalde, angustiado, me planteaba el dilema y división que existía en su pueblo a causa de la apertura de minas de uranio: unos aplaudía, especialmente por los puestos de trabajo que se iban a generar. Otros, estaban en contra por los peligros medioambientales y de salud humana que esto generaría (pobrezas medio-ambientales y del medio rural). Un empresario de elaboración de embutidos me vino a regalar algunos productos suyos “como recuerdo” de su marca: acababan de vender su finca y fábrica por necesidad (pobreza de salida económica). Al salir del obispado para ir a comer al Seminario, aún me esperaban dos sorpresas más: por una parte, la de un matrimonio joven que tenía llorando a gritos a sus dos niños de corta edad. No se ponían de acuerdo los padres en cómo educarlos y qué decisiones concretas adoptar (pobreza de valores). Y, justo a la entrada del Seminario, un conocido joven yacía tumbado en un banco, víctima del alcohol y de las drogas. La gente miraba y no reaccionaba. Llamé a una ambulancia. Mientras le montaban en ella, le di mi bendición (pobreza de los propios infiernos que nos creamos).

 

3.- El compromiso eclesial de la Iglesia civitatense de hoy:

Poner en práctica las obras de misericordia que denomino “sociales y planetarias”, para el mundo de hoy. Las “sociales”, serían las siguientes:

1.- Acompañar y alegrar al que está solo, particularmente al anciano, tanto en el mundo rural como urbano.

2.- Dar esperanza al desilusionado y deprimido.

3.- Ayudar y apoyar a encontrar trabajo, especialmente a los jóvenes.

4.- Acoger e insertar socialmente “al sin papeles” (migrante o refugiado).

5.- Dar una nueva oportunidad al que sale libre de la cárcel.

6.- Rescatar al toxicómano y alcohólico.

7.- Dignificar a quien se ha prostituido.

 

Añadimos “las obras de misericordia para una solidaridad planetaria”:

1.- Promocionar a los pueblos más subdesarrollados.

2.- Defender los derechos de los marginados y excluidos.

3.- Combatir las injusticias y la opresión.

4.- Favorecer la no-violencia.

5.- Promover una sana ecología y un desarrollo sostenible.

6.- Trabajar por la paz y la unión entre los pueblos y las naciones.

7.- Luchar por la defensa de la vida, desde su concepción, hasta su final.

 

4.- Reconvertir las “debilidades” en oportunidades y fortalezas… ¡tomando ejemplo del potencial emprendedor de hoy!…

– Como en la industria, olivera, “quitar el hueso” para ser personas sociables y de corazón tierno y misericordioso…

– Como en la industria de la lombriz, convertir la negatividad en “abono existencial”…

– Como en la industria del caracol, salir de nuestros “cascarones individualistas” y comunicarnos…

– Como en la agricultura ecológica, mejorar en calidad de vida y en experiencias vitales…

– Como en la industria turística y cultural, ser un pueblo sin murallas, con amplia apertura y dilatada visión de futuro…

Finalizo, una vez más, con un refrán:¡Cuando el sabio apunta con el dedo a la luna…el tonto se queda mirando el dedo!”… O, lo que es lo mismo, “cuando hay un por qué, se superan todos los cómos ”…

La Diócesis civitatense- con Cáritas como expresión vertebrada de la Caridad cristiana- es un lujo para esta tierra. Nuestra iglesia, experta en humanidad durante XXI siglos, quiere seguir tendiendo puentes y no muros en este pueblo; quiere sentar en la mesa del diálogo a todos los hermanos; quiere aportar la alegría y esperanza de Jesucristo y de su Evangelio y, sobre todo, quiere ser servidora de los más necesitados.

Un deseo final: “Algunos ven las cosas como son y se preguntan por qué son así; otros ven las cosas como deberían ser y se preguntan por qué no son así ya”… Con la fuerza del Espíritu, y juntos (sumando y no restando), podemos hacerlo realidad.

+ Mons. Raúl Berzosa, Obispo

Ciudad Rodrigo, 7-3-2016