Las Edades del Hombre y el Consejo Pontificio de la Cultura estrechan lazos
Una representación de la Fundación Las Edades del Hombre compuesta por el vicepresidente del patronato, Monseñor Raúl Berzosa, el secretario general, Gonzalo Jiménez, y el secretario técnico, Enrique Martín, se ha desplazado hasta la ciudad de El Vaticano para mantener un encuentro con el Consejo Pontificio de la Cultura.
Este organismo está encabezado por el Cardenal Gianfranco Ravasi (en el centro de la fotografía adjunta) que estuvo acompañado por Monseñor Melchor Sánchez de Toca (derecha), subsecretario del mismo.
Durante el trascurso de la reunión, se ha destacado la envergadura del proyecto Edades tras 29 años de trayectoria, 22 exposiciones, 4.500 obras de arte expuestas, 2.000 obras restauradas o 11 millones de visitantes recibidos gracias, entre otras cosas al respaldo institucional encabezado desde el origen por la Junta de Castilla y León a través de la Consejería de Cultura y Turismo.
Pero más allá de estos datos, también se reveló el sentido evangelizador a través del diálogo fe-cultura, la socialización del patrimonio y la identidad con las raíces de Castilla y León.
El dicasterio Romano ha manifestado su voluntad de que Las Edades del Hombre se convierta en el espejo en el que se miren sus proyectos culturales internacionales de puesta en valor del patrimonio. Gracias a este encuentro, se abre la puerta a la colaboración para la promoción del arte, digitalización, restauración, formación especializada o desarrollo de exposiciones.
Los miembros del Consejo han sido invitados a España para conocer sobre el terreno, toda la actividad de la Fundación centralizada en el Monasterio de Santa María de Valbuena y este 2017 en la localidad segoviana de Cuéllar, donde se desarrollará la exposición Reconciliare de abril a noviembre.
La labor del Consejo de la Cultura
El Consejo Pontificio de la Cultura es la sección de la Curia Romana que auxilia al Sumo Pontífice en el ejercicio de su supremo oficio pastoral, para bien y servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares, en lo que respecta al encuentro entre el mensaje salvador del Evangelio y las culturas; el estudio de los graves fenómenos de la ruptura entre el Evangelio y las culturas; de la indiferencia religiosa e increencia; las relaciones de la Iglesia y de la Santa Sede con el mundo de la cultura. Para ello, promueve en particular el diálogo con las diversas culturas de nuestro tiempo, a fin de que la civilización del hombre se abra cada vez más al Evangelio, y cuantos cultivan las ciencias, las letras y las artes se sientan reconocidos por la Iglesia como servidores de lo verdadero, lo bueno y lo bello.