Raúl Berzosa: «La pregunta al final de la Asamblea Diocesana es, y ahora, ¿qué?»
1.- Para situarnos…
Queridos todos: gracias por el esfuerzo, ya casi final, en esta andadura de Asamblea Diocesana. Estamos en la penúltima etapa volante. ¿Cómo podemos resumir el momento presente?… Juntos, con el Espíritu Santo, hemos hecho visible el “nosotros” eclesial, en esta tierra y en este pueblo. ¿Para qué? – Para seguir caminando con fe, con esperanza y con amor, en comunión y corresponsabilidad, en sinodalidad. Y todo ello en una iglesia de puertas abiertas, en estado de misión evangelizadora y caritativa, porque se sabe buena samaritana…
Esta mañana, en este templo, suena de forma nueva el grito con el que iniciábamos hace nueve meses nuestra rica andadura: “¡PONEOS EN CAMINO!”…
Ahora se puede comprender mucho mejor el que hay momentos en la vida de una persona y de una comunidad o, en este caso, de toda una Diócesis, en los que se debe hacer un alto en el camino. Y ello, no para detenernos y plantarnos con nostalgia, mirando sólo el pasado; tampoco un stop para mirar sólo al horizonte esperando del futuro lo único novedoso y lo que supuestamente será lo mejor. En ocasiones, como hemos hecho en este curso pastoral, es conveniente y necesario detenernos para recobrar fuerzas, para valorar lo andado, para celebrar juntos y encontrar nuevos compañeros de camino, para tender una mano a los que quedaron rezagados o a los que tomaron otros derroteros, para resituarnos si fuere necesario, y, sobre todo, para seguir avanzando por donde el Espíritu Santo desee llevarnos. Porque la Iglesia no es nuestra: es del Señor Jesús. Y porque nuestra vida no es nuestra: es regalo del Dios Vivo, Uni-Trino.