“Mirad, con amor y esperanza, al Crucificado y a los nuevos crucificados del siglo XXI”, por Mons. Raúl Berzosa
Excelentísimas autoridades eclesiásticas y civiles, hermanos sacerdotes, Junta Mayor de Semana Santa, Hermanos Mayores de las Cofradías Penitenciales, Hermanos cofrades y fieles todos, ¡bienvenidos seáis!
Ante todo, un saludo muy cordial de parte de todos los civitatenses, mis queridos feligreses. Y, muy en especial, de la Junta Mayor de la Semana Santa mirobrigense. Mi reconocimiento sincero a D. Carlos, obispo de Salamanca, por haberme permitido estar en esta tarde-noche con todos sus fieles. Y, cómo no, mi agradecimiento sincero a quienes me haméis invitado, inmerecidamente, a este solemne y entrañable acto. Sabéis muy bien, por la historia, que Fernando II de León, en el siglo XII, refundó, al mismo tiempo, Ledesma y Ciudad Rodrigo. Dos localidades con fuertes vínculos históricos, que no es momento de desgranar, y que tienen sus primeros testimonios en el “pacto de buena amistad” entre los clérigos de Ledesma y de Ciudad Rodrigo, en el año 1321.
Ledesminos: he sido invitado a pronunciaros el pregón de Semana Santa. Y humildemente os confieso que este pregonero se siente confundido: ¿Acaso necesita la semana santa de Ledesma ser pregonada?… ¿No habla por sí misma, allí donde toda palabra se queda pequeña: esto es, directamente al corazón, a lo profundo de nuestro ser?… Lo que vemos y oímos con los ojos y escuchamos, estos santos días, con los oídos de la carne se convierten en sentimientos y emociones profundos. ¡Es regalo del Espíritu que nos habita!
Porque Semana Santa es todo menos folklore, tradición rutinaria, leyenda o mito. La Semana Santa es la pasión de un hombre real, de carne y hueso, Jesús de Nazaret y, al mismo tiempo, de un Dios-Hijo, anonadado, hecho, por nosotros tierra de nuestra tierra, sangre de nuestra sangre, dolor de nuestro dolor, muerte de nuestra muerte y, en el horizonte, resurrección personal y esperanza cósmica. Durante el triduo sacro, recordamos, revivimos y celebramos a Jesús el Nazareno y los misterios de su pasión, muerte y resurrección, en los últimos días de su historia terrena entre nosotros.
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