Raúl Berzosa: «Nuestro Seminario tiene que ser una escuela y un laboratorio de virtudes humanas»
Querido Sr. Rector, queridos formadores y profesores, queridos hermanos presbíteros y queridas religiosas, queridos seminaristas y familiares, querido personal de servicio de nuestro Seminario:
Estamos celebrando, con un día de anticipación, la memoria de San Cayetano. Otros años os he hablado de su vida y de la actualidad de su magisterio y de su obra apostólica. Hoy, dejando las lecturas litúrgicas que hemos escuchado, quiero hablaros de las virtudes humanas que, a imitación de nuestro Santo y de otros, debemos cultivar en esta casa de formación.
El hecho de ser el Seminario una Institución “especial y única” no nos excusa de tener que formarnos muy bien, humana y cristianamente hablando. Máxime cuando en esta casa vivís, sobre todo, adolescentes y jóvenes. La madurez humana y la madurez cristiana tienen que caminar unidas. Solía afirmar San Juan Bosco, y seguro que San Cayetano lo aprobaría, que teníamos que ser, conjuntamente, “buenos ciudadanos y buenos cristianos”. Y, nuestro querido Papa San Juan Pablo II nos recordó que podemos ser perfectamente “cristianos” e “hijos de nuestro tiempo”. Sin complejos y sin miedos.
Resumiría las virtudes que pido al Seminario en una especie de cuatro puntos cardinales: Norte: quiérete y cuida sanamente de ti mismo. Sur: cuida y quiere a los demás como a ti mismo. Este: cuida y ama tu relación con el Señor para poder quererte y cuidarte a ti mismo y a los demás. Y, Oeste: cuida, ama y respeta todas las cosas de este mundo que el Creador te ha regalado. Pasamos a explicarlos brevemente.