Funeral D. Joaquín Alonso Martín

Raúl Berzosa: «Qué suerte tiene este presbiterio de Ciudad Rodrigo con sacerdotes tan dotados y tan ejemplares! Seguro que será un intercesor más en favor de nuevas y santas vocaciones sacerdotales»

Queridos hermanos obispos, D. José y D. Julián; muy queridos D. Santiago y familiares; queridos hermanos sacerdotes; queridas consagradas; queridos todos:

Justamente, ayer, al finalizar el Consejo de Gobierno, nos llegó la triste noticia del fallecimiento de D. Joaquín. Todos los miembros de dicho Consejo acompañamos a D. Santiago hasta la Residencia de San José y, allí, entre lágrimas, el propio D. Santiago le impartió los últimos sacramentos, le dio la absolución y la bendición papal, y le encomendó al Señor de la Vida. Todos juntos, después, rezamos un sentido responso. D. Santiago, y el propio D. Joaquín, quedaron en dicha Residencia, atendidos con el cariño y delicadeza que son la marca e identidad del carisma de la Congregación de Hermanitas.

Desde que llegué a Ciudad Rodrigo, me llamó la atención la persona de D. Joaquín. El propio D. Santiago, y otros hermanos sacerdotes, me pusieron al día de su vida y de su ministerio. Fue un fidelísimo colaborador de los obispos. De carácter y trato muy agradables, siempre sonriente y comunicativo. Como sacerdote, gran cumplidor y pudiéndote fiar de su palabra dada. Muy humilde y servicial, prefería pasar desapercibido si podía. Mostró un gran cariño a los seminaristas y un trato fraterno con los hermanos sacerdotes. Piadoso y amante de la Virgen. Tal vez por ello, estamos celebrando, precisamente en un sábado, su tránsito a la Casa del Padre y su encuentro definitivo con el Buen Pastor.

Leer más

Viernes Santo

Raúl Berzosa: «El Dios cristiano está en todos los Calvarios de nuestro mundo»

Queridos hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos todos:

La Iglesia nos pide que, hoy, seamos breves en nuestra homilía. Voy a lo esencial: ¡Estamos celebrando un misterio único, tremendo y sobrecogedor, al que no debemos acostumbrarnos!: La pasión y muerte de Jesucristo, Dios y hombre verdadero. La liturgia recoge todo este drama en las lecturas, como pasión proclamada; en la oración universal, como pasión invocada; en la adoración de la cruz, como pasión reconocida y aceptada; y en la comunión, como pasión compartida y comunicada… ¡Qué grandeza, qué belleza y qué hundura!…

La pregunta resuena inevitable: “¿Qué hace un Dios clavado en una cruz?”… Quienes, hace más de 2000 años, pasaban delante del crucificado lo retaban: “Si eres Dios, baja de la cruz”… Pero precisamente porque era Dios quedó clavado en la cruz…

Los filósofos y pensadores siempre se han burlado de nuestra religión cristiana: a sus ojos, no puede existir algo tan absurda: “la idea de un Dios crucificado”. Como escribió San Pablo, es un escándalo y una revolución, que nos obliga a cuestionarnos todas las ideas que tenemos sobre Dios y sobre el sentido del sufrimiento humano…

En efecto, un Dios crucificado no es un Dios omnipotente y majestuoso, inmutable y feliz, ajeno al sufrimiento de los humanos; sino un Dios impotente y humillado que sufre con nosotros el dolor, la angustia y hasta la misma muerte. Con la Cruz, o termina nuestra fe en Dios, o nos abrimos a una comprensión nueva y sorprendente de un Dios que, encarnado hasta en nuestro sufrimiento, nos ama de manera increíble y única. Ante el Crucificado empezamos a intuir que Dios, en su misterio, es alguien que sufre con nosotros.

Leer más

Misa Crismal

IMG_4070Raúl Berzosa: «Tenemos que saber consolarnos y animarnos en tiempos de tristeza, desilusión y desesperanza»

Querido hermano obispo, D. José, queridos Vicarios y hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos todos:

Un año más, el Señor nos ha convocado en este día tan grande y bello para celebrar la Eucaristía y, en ella, consagrar el crisma y los óleos sacramentales y, así, renovar nuestro compromiso personal y ministerial, todos juntos, como presbiterio diocesano, en torno al Buen Pastor, Jesucristo, nuestro Señor y único Sacerdote. El pueblo aquí, presente, además de orar conjuntamente, será testigo cualificado de la sinceridad y autenticidad de lo que haremos.

Estamos caminando en un curso pastoral empapado y preñado por la dimensión del Anuncio, fruto de la Asamblea Diocesana, y, complementariamente por la celebración del Año Jubilar de la Misericordia. Ha escrito el papa en el final de Misericordiae Vultus: “Que en este año jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios, que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de misericordia, de ayuda y de amor”. Me centraré en las dos caras de una misma moneda: sinodalidad y obras de misericordia, con protagonista de los presbíteros.

En relación al tema de la Asamblea, quiero volver a subrayar la gozosa realidad de la sinodalidad en nuestra Iglesia. ¿Por qué?… Porque, con Palabras del Papa Francisco, es “el camino que Dios espera de su Iglesia en el tercer milenio”. Lo expresó con claridad en la celebración conmemorativa del 50 aniversario del Sínodo de los Obispos, el día 17 de octubre de 2015. Lo que el Señor nos pide, en este momento histórico eclesial y mundial, está concentrado en la palabra “Sínodo”: caminar juntos laicos, consagrados y pastores, a todos los niveles de Iglesia. Fue la experiencia profunda de nuestra Asamblea Diocesana. Es relativamente fácil expresarlo con palabras, pero no tan fácil el ponerlo en práctica.

Leer más

Funeral de la Hermana Petra Junquera

Raúl Berzosa: «Supo vivir el espíritu de sacrificio y de trabajo, especialmente en las enfermerías y en la comunidad»

Queridos hermanos sacerdotes, especialmente D. Santiago, capellán de esta casa; querida madre Provincial y hermanas acompañantes; querida comunidad de Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Ciudad Rodrigo; queridos residentes, trabajadores, voluntarios y bienhechores de esta casa; queridos familiares; queridas consagradas; queridos todos: Ayer, hacia el mediodía nos llagaba la triste noticia del fallecimiento de Sor Petra. Me atreví a preguntar a la Madre Mercedes cómo había sido. Me dijo que, aunque últimamente, había tenido algún episodio de mayor deterioro de su salud, no se esperaba precisamente ayer su fallecimiento. Nos queda el consuelo de haber sido una “muerte dulce”. Debo confesar que la última vez que la visité en su habitación, postrada en su cama, me impresionó cómo reaccionaba a los estímulos y caricias de sus hermanas y con qué respeto y delicadeza se la trataba. Incluso me decían: “Es el mejor tesoro de nuestra casa”. “¿Quién y cómo fue Sor Petra?”…

Leer más

Institución de Acólito y Lector de Miguel Ángel García y José Efraín Peinado

Raúl Berzosa:  «Tenéis que ser sacerdotes de la misericordia y de la reconciliación. Siempre sumando y no restando, siempre perdonando, siempre acogiendo, siempre luchando por la dignidad de todas las personas»

Queridos hermanos sacerdotes, especialmente Sr. Rector y Formadores, queridos profesores, queridos padres y seminaristas, queridos Miguel Ángel y José Efraín, queridos todos:

¡Qué alegría poder celebrar esta Eucaristía con la institución de los ministerios de Acólito y Lector! ¡Felicidades, queridos José Efraín y Miguel Angel, y muchas gracias por vuestra generosidad! ¡Muchas felicidades a vuestras familias, que os han acompañado hasta el día de hoy; y felicidades, extensivas, a vuestros profesores y formadores!…

Deseo ser breve. Me centro en el Evangelio de hoy: la adúltera perdonada. Y lo quiero aplicar a vuestra vida, para que nunca lo olvidéis y os anime a seguir avanzando hacia el sacerdocio.

Nos situamos en el pasaje evangélico: Jesús está enseñando en el atrio del templo, rodeado de muchos que escuchan con atención y agrado. Le interrumpen unos escribas y fariseos presentando una mujer sorprendida en adulterio. Desean que Jesús se pronuncie como juez, tendiéndole una trampa que puede significar el fin para él. En realidad, la acusada no es la mujer, que es un pretexto, sino que el acusado es Jesús mismo a quien habían escuchado: “No he venido a abolir la ley, sino a perfeccionarla”. ¿Cumpliría entonces la ley que mandaba apedrear a una pecadora?… Pero por otro lado, le habían visto comiendo y perdonando a publicanos y pecadores. Aparentemente, era compasivo y misericordioso… ¿Lo sería también con la mujer?… Le ponen a prueba en dos realidades aparentemente irreconciliables: o cumplir la ley o ser misericordioso… ¿Qué era: un transgresor de la ley o un embaucador mentiroso?… ¡Allí mismo podía ser desacreditado ante los principales del pueblo o ante el pueblo mismo!…

La respuesta de Jesús se hace esperar. Guarda silencio y se pone a escribir en el suelo, ¿Qué escribía con el dedo en el lodo?… Algunos exégetas se atreven a afirmar que eran las palabras de Jeremías 17,13: “Quienes se apartan de ti quedan inscritos en el polvo por haber abandonado al Señor, la fuente del agua viva”. Ante la insistencia de los acusadores, Jesús exclama: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”. Y se cambia el panorama: ya no miran a la mujer pecadora sino que se miran ellos mismos ante Dios, el juez de todos… Y desaparecen, comenzando por los más mayores. Jesús, finalmente, no sólo libera a la mujer del castigo sino que indica el camino a seguir en el futuro: “En adelante, no peques más”. Rehabilitada en su dignidad, comenzará una vida nueva, mirando el futuro con esperanza.

Leer más