Presencia reliquias San Juan de Ávila

DSC_0962Raúl Berzosa: «Pidamos nuevas y santas vocaciones a la vida de especial consagración, al sacerdocio y a un laicado comprometido»

        Queridos hermanos sacerdotes, especialmente D. César (buen capellán de esta casa), queridas hermanas y madres carmelitas, queridos todos:

¡Qué suerte tenemos en esta Vigilia de la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote! Hemos podido traer las reliquias de San Juan de Avila,  para ganar las indulgencias del Jubileo. Algunos me han preguntado: “¿Por qué viene, de víspera, al Carmelo San Juan de Avila?” – La respuesta es histórica y, a la vez actual: – Por la estrecha relación entre el santo y Santa Teresa de Avila. Ambos coincidieron, providencialmente, en el tiempo.

Para entender su relación, tenemos que recordar, en primer lugar, que Santa Teresa fue acusada, por Francisco de Salcedo o el Maestro Gaspar Daza, de que los fenómenos místicos que la sucedían no eran de Dios sino diabólicos. Ella, para no equivocarse, quiere consultar a diversos confesores y hombres santos y sabios de su tiempo. Entre ellos, a San Juan de Avila, “hombre que entendía mucho de oración”.

        La Santa escribe a San Juan de Avila, enviándole incluso el libro de su Vida, cuando éste estaba ya muy enfermo y retirado en Montilla. Las palabras del predicador fueron siempre de aliento hacia la gran santa: “que continúe lcon su obra apostólica de fundaciones y quede tranquila en lo que se refiere a su vida espiritual… porque el Señor recibe mayor servicio de la peregrinación de ella que del encerramiento en la celda… para lograr que las ánimas no se aparten de los abrazos continuos del Señor, que tanto trabajó por ellas”.

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Homilía de Santa Rita en Lumbrales

Raúl Berzosa: «Tenemos que pensar y ayudar a tantos ancianos y ancianas que estén en Residencias y en otros abandonados por sus familiares»

Queridos hermanos sacerdotes, querida Madre Carmen (superiora General de las Agustinas del Amparo), queridas hermanas agustinas, queridas autoridades, queridos residentes, queridos trabajadores, querido Coro del Colegio de San Agustín, queridos todos:

El Señor nos ha permitido celebrar los 25 años, las bodas de plata, de la residencia “Santa Rita” y de la presencia de las Hermanas agustinas entre nosotros. Como en otras ocasiones, permitidme, en mis breves palabras, dos cosas: glosar la figura de la Santa y regalaros un mensaje; en esta ocasión con las palabras de nuestro querido Papa Francisco.

Como es conocido, Santa Rita nació en Mayo del año 1381, cerca de Cascia, en la región italiana de Umbría, que tantos santos y santas ha dado a la Iglesia: S. Benito, Sta. Escolástica, S. Francisco, Sta. Clara, Sta. Angela, S. Gabriel, Sta. Clara de Montefalco, y S. Valentín, entre otros.

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Homilía en el día de San Isidro

 

DSC_0967Raúl Berzosa: «Hay que unir siempre fe y vida; trabajo y oración, amor a Dios y a los demás, sin divorcios ni separaciones».

Queridos hermanos sacerdotes, queridos cofrades, queridos todos:

 

Un año más, doy las gracias a vuestro párroco, D. Celso, por haberme invitado a celebrar esta fiesta tan popular en este barrio. Nos detenemos en las lecturas de hoy y glosaremos brevemente, algún aspecto de la vida y milagros del santo.

 

En la Primera lectura, de los hechos de los Apóstoles, se anuncia cómo Dios sacará, de la descendencia de David, un Salvador. Con el Salmo 88 nos hemos comprometido a cantar siempre las misericordias del Señor. Y, en el evangelio de San Juan, se subraya la unidad entre el Padre Dios y su Hijo Jesucristo; creer en uno es creer en otro. El Misterio de la Trinidad habla de tres personas divinas inseparables y complementarias: Padre-Hijo-Espíritu. Amante-Amado-Amor.

 

En cuanto a San Isidro, recordemos que nació en torno al 1082, en Madrid, durante el reinado de Alfonso VI, monarca que reconquistó las tierras madrileñas. Sus padres fueron de condición social humilde y, probablemente, le llamaron Isidro en honor de San Isidoro, sabio y santo Arzobispo de Sevilla en la época visigoda. Los restos de San Isidoro habían pasado por Madrid cuando Fernando I los trasladó de Sevilla a León.

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Fiesta de la Santa Cruz, San Felices de los Gallegos

Raúl Berzosa: «Hay que estar con los crucificados de hoy para seguir curando las llagas, en ellos, de Jesucristo»

Queridos hermanos sacerdotes, queridos cofrades y mayordomos, queridas consagradas y bienhechores, queridos todos:

Un año más, el Señor de la misericordia y de la Luz, ha permitido que nos reunamos en este templo para celebrar la fiesta de la cruz. Permitidme que os dirija las palabras que el Señor me ha inspirado en el corazón.

Lo primero, resaltar que, en este día, tenemos que contemplar dos realidades: la cruz y el crucificado. Y, en esa cruz (con dos palos: vertical y horizontal), y en ese crucificado, a su vez, considerar dos dimensiones: el drama que se estaba viviendo dentro de la divinidad misma y el drama vivido en nuestra humanidad, que continúa hasta el día de hoy.

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Homilía con motivo Canonización

Raúl Berzosa: «Ellos nos han señalado dónde está nuestro secreto y sentido existencial y la clave de nuestra felicidad: en Jesucristo»

Queridos hermanos presbíteros, queridos seminaristas, queridas consagradas, queridos todos: gracias por vuestra participación en esta Eucaristía.

En el segundo domingo de Pascua bien podemos comenzar con el salmo que hemos repetido hoy: “Dad gracias al Señor porque es bueno; porque es eterna su misericordia”. El Padre bueno, en Cristo resucitado, por el Espíritu, nos hace un gran regalo, en este día y paratoda la Iglesia: la canonización de dos Papas.

Ya, en su momento, al fallecer Juan XXIII, en el año 1963, el pueblo decía de él que “había sido bueno y santo”.  Se ha escrito que su muerte fue una muestra de duelo mundial porque había ganado el corazón del mundo entero. Por eso, el papa Pablo VI, en 1965, comienza el proceso de su beatificación. Recordamos que la beatificación del Papa Juan XXIII tuvo lugar en el año 2000. En aquella ocasión, el milagro aprobado fue la curación de una hemorragia ulcerosa mortal a sor Caterina Capitani, en 1966.

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