Raúl Berzosa: «La Infancia Misionera es, sobre todo, una escuela de fe y solidaridad»
Queridos hermanos sacerdotes, queridos niños, queridos papás, queridos todos:
Hemos venido caminando desde Ciudad Rodrigo. ¡Y ya es el octavo año que lo hacemos! ¿Por qué? – Porque es La Jornada de Infancia Misionera; la gran fiesta misionera de los niños. En este año, 2018, La Infancia Misionera cumple 175 años de vida. En su origen se llamó “Santa Infancia”, como quiso su fundador, Mons. Forbin-Janson, en 1843.
¿Qué es la Infancia Misionera? – Sobre todo, una escuela de fe y de solidaridad. Nos enseña, a los más pequeños, a dar testimonio de nuestra fe y a ayudar a los misioneros que atienden a los niños más necesitados y que tanto sufren en muchas partes del mundo. ¡
¿Qué se nos pide a los niños cristianos en este día?… – Tres cosas: lo primero, rezar por los misioneros para que nunca les falte la fuerza de Dios y, al mismo tiempo, rezar por los niños que ellos atienden con tanto cariño; segundo, donar nuestros pequeños ahorros porque los misioneros necesitan ayuda para poder cumplir sus tareas evangelizadoras y de promoción humana y social; y, lo más importante: ser nosotros mismos pequeños misioneros… Por eso, el lema de este año es muy bonito: “Atrévete a ser misionero”. ¿Qué queremos decir con este lema?…
“Atrévete…”, porque muchas veces los niños “os picáis” unos a otros diciéndoos: “¿A qué no te atreves?”… ¿A qué no te atreves en esta ocasión?… – A lanzarte a la misión, a dar el salto a lo que venimos repitiendo: a ayudar a los misioneros y a los niños que están en las misiones, y a ser tú mismo misionero. Para ello, te tienes que apoyar en un gran Amigo, que nunca falla: Jesús, que fue el primer y gran misionero. Y Jesús Niño, presente en ti desde el día de tu Bautismo, quiere que seas sus ojos, su corazón y sus manos. Ojos, corazón y manos de Niño… ¿Y por qué no soñar que, tal vez algún día, Dios también te quiere como misionero y gastar toda tu vida en la misión?…
¿Sabéis Quién mueve de verdad la Misión y los corazones de los misioneros? – El Espíritu Santo, que es la fuerza más grande de Dios. Este Espíritu nos hace vencer todos los males y todas las dificultades. ¡Nos hace ser muy atrevidos! Y, lo más importante: cambia a las personas por dentro, y nos hace vivir “no para nosotros mismos”, de forma egoísta, sino vivir según lo que Dios quiere de nosotros y poder cambiar el mundo para que sea más humano y más fraternal. Como las dos cosas que estamos celebrando en la Eucaristía de hoy: al mismo tiempo, la presencia de Jesús entre nosotros y el ser comunidad de personas que se quieren de verdad. ¡Qué suerte! Damos gracias a Dios por todas las cosas buenas que en nuestra vida nos ha regalado. Y, sobre todo, le damos gracias ¡porque somos misioneros atrevidos!