Día de la Asunción

Raúl Berzosa: «Al unir ecología y Asunción de la Virgen es reconocer que, al final, nos encontraremos cara a cara con la belleza de Dios, en la nueva Jerusalén»

Celebración de la Eucaristía, hoy en la Catedral.

Queridos hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos todos:

Estamos celebrando, con la gracia de Dios, la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María. En la primera lectura, del libro del Apocalipsis, hemos escuchado lo que son los símbolos tradicionales de esta advocación mariana: una mujer vestida de sol y la luna bajo sus pies. En el Salmo 44 hemos cantado, aplicado a la Virgen María, que la “reina está a la derecha de Dios enjoyada con oro de Ofir”. La segunda lectura, de la Carta a los Corintios, nos presenta a Jesucristo como primicia de lo que nos espera y de lo que ya goza en plenitud la Virgen María, como predecesora. El Evangelio de San Lucas se entona el Magnificat: el poderoso ha hecho grandes maravillas en María, nuestra Madre y hermana en la Fe.

Permitidme que este año una la Asunción con el tema ecológico, tan querido por el Papa Francisco. ¿Por qué? – Escribe el Papa, en el n. 241 de Laudato si, que “la Virgen María, elevada al cielo, es Madre y Reina de todo lo creado. En su cuerpo glorificado, junto a Cristo resucitado, parte de la creación alcanzó ya toda la plenitud de su hermosura”.

¿Qué nos ha querido decir con ello el Papa?… – Que María, nos sólo ha sido en su vida terrenal modelo de virtudes cristianas, entre ellas de cómo “ser peregrina de la fe”, como la denominó San Juan Pablo II, sino también y sobre todo, una vez elevada al cielo, es signo y realidad, al mismo tiempo, de lo que no espera a cada uno de nosotros y a la creación entera. Y esto tiene que ver con la ecología.

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Profesión Solemne de Ruth María de la Inmaculada (Madres Carmelitas)

 Raúl Berzosa: » Recuerda las dos palabras claves de una vida monástica: oración y trabajo (“ora et Labora”) viviendo en fraternidad».

Queridos hermanos sacerdotes, querida comunidad de Carmelitas y querida hermana profesa, queridos todos.

No voy a glosar las Lecturas de hoy. Junto a las oraciones y los gestos de esta Profesión Solemne, hablan por sí mismos. Hoy, en cambio,  he pedido a la Virgen María, Madre de las Consagradas,  algo muy especial: que, con motivo de la profesión solemne de Sor Ruth María de la Inmaculada, nos escribiera una carta recordándola cómo tiene que vivir esta consagración. Y he entendido que, nuestra Madre, siempre tan generosa, me comunicaba lo siguiente:

Querida profesa, Sor Ruth María: lo primero que te pido es que seas siempre lo que eres. Porque si no eres lo que eres, no serás nada. No imites ni añores otras espiritualidades o carismas que no sean el tuyo. Recuerda las dos palabras claves de una vida monástica: oración y trabajo (“ora et Labora”) viviendo en fraternidad.

En segundo lugar, como personas consagrada, “deja a Dios ser Dios en tu vida”. Deja que el Señor encuentre en ti espacios donde se encuentre a gusto. Recuerda que, por la consagración, eres una persona expropiada existencialmente, transparencia de la gloria de Dios, sacramento viviente, morada abierta, seno materno y de redención, y servidora orante de la humanidad sufriente.

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Fiesta de la Transfiguración del Señor (Serradilla del Llano)

 Raúl Berzosa: «Dios no se ha cansado de la humanidad y sabe darle una y otra oportunidad»

Queridos hermanos sacerdotes, queridos todos:

En este Domingo, fiesta de la Transfiguración del Señor, celebramos tres eventos, al menos y a un mismo tiempo:

– El feliz aniversario de la muerte del Beato Papa Pablo VI.

– El triste aniversario de la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima.

-Y la gozosa Fiesta de la Transfiguración, que coincide con la Fiesta en esta población de Serradilla del Llano. Aparentemente, son  tres eventos diferentes, pero están muy unidos.

      Comenzamos por el Papa Pablo VI. Se ha dicho de San Juan Pablo II que fue el “Papa Magno”; pero no menos se puede afirmar del Beato Pablo VI: el Papa del Concilio Vaticano II; el que supo escrutar los signos de los tiempos para ser fiel a su Señor, Jesucristo y poder así iluminar a los hombres y mujeres de hoy; el Papa que culminó la obra de San Juan XXIII y nos recordó que la Iglesia no es para ella misma, sino para evangelizar como sacramento de comunión para la misión; el Papa que dejó bien asentadas las claves de una civilización del amor y de la vida frente a la necrofilia y a los conflictos generalizados de su tiempo.

De conflictos y dramaticidad habla el triste evento de las bombas atómicas. Curiosamente lanzadas en dos ciudades japonesas donde existía un significativo número de cristianos: Hiroshima y Nagasaki. Y, en medio de esta enorme tragedia, sus gentes también supieron orar y esperar en un futuro mejor. Porque allí quedaron patentes tres cosas: primero, que la violencia sólo engendra mayor violencia; segundo que, a pesar de todo, el futuro es sólo de Dios; y, tercero lo más decisivo, Dios no se ha cansado de la humanidad y sabe darle una y otra oportunidad. La paz, la reconciliación y la fraternidad siempre son posibles.

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Santa Marta (Residencias de San José de Ciudad Rodrigo y de Funteliante)

Raúl Berzosa: «Podemos vencer todos los peligros y a todos “los dragones”  con la fuerza de Jesucristo y de su Espíritu»

Queridos hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos residentes y personal laboral y de servicio, queridos todos los que  habéis tenido a bien uniros en este día grande:

Estamos celebrando, un año más, la memoria de Santa Marta. ¿Qué datos más sobresalientes tenemos de ella en los Evangelios y en la Tradición?…

El evangelio de San Lucas narra que, camino de Galilea, Jesús y sus discípulos se acogieron en casa de Marta, que en arameo significa “señora, ama”. Mientras su hermana María, escuchaba al Maestro, ella se afanaba en muchos servicios, practicaba la diakonía, deseando agradar a sus invitados y  sin perder la paz del corazón. De la misma manera, en San Juan, la encontramos seis días antes de la Pascua, sirviendo a Jesús y a los discípulos en una cena.

En el Evangelio de san Juan se narra, además, la resurrección de Lázaro y encontramos la confesión de fe de Marta: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios que tenía que venir al mundo”. Es muy parecida a la profesión de fe del propio San Pedro.

Hasta aquí los principales datos del Evangelio. En cuanto a la Tradición, en el s. XII se escribe la Vida de Santa Marta, promovida por movimientos de laicos que valoran la vida activa sin menospreciar, por ello, la dimensión contemplativa: así, los humillados, los franciscanos y los dominicos. Se cuenta que ella, junto a Lázaro y María y el beato Máximo que los había bautizado, fueron expulsados de Palestina y llegaron a Marsella. En las orillas del Ródano San Marta venció, amansándolo con agua bendita y atándolo con su propio cinturón, a un dragón llamado Tarasca. Se quedó allí Marta, fundando un monasterio de ascetas y haciendo muchos milagros. Desde el s. XII se celebró su fiesta en la octava de María Magdalena, como deseando complementarse, una vez más, “la contemplación y la acción”, en la vida cristiana y eclesial.

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Misa Crismal

Raúl Berzosa: «Amar de todo corazón, para un presbítero, significa hacerlo sin reservas y sin dobleces, sin intereses espurios y sin buscarse a sí mismo en el éxito personal»

Queridos hermanos sacerdotes, queridas consagradas, queridos todos:

En verdad, un año más, ¡cuánto he deseado poder celebrar con vosotros esta Misa Crismal!… Dejando la riqueza de las lecturas de hoy, de las oraciones y de los signos litúrgicos, me centraré, brevemente, en tres aspectos: un mensaje para mis hermanos sacerdotes; un recuerdo especial al cumplirse el quinto año de pontificado del papa Francisco; y una invitación a preparar el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes.

En primer lugar, a vosotros, queridos hermanos y amigos presbíteros, os recuerdo, a la luz de la reciente Ratio Fundamentalis para la formación de los futuros los sacerdotes, que la atención pastoral a los fieles exige que el presbítero posea una sólida formación y una madurez interior; no podemos limitarnos a mostrar “simple apariencia de hábitos virtuosos”. Debemos vivir el hombre interior, fruto del Espíritu, que nos llevará a una continua y personal configuración y amistad con Jesucristo, Buen y único Pastor. No podemos instalarnos, tengamos la edad que tengamos, en lo que el Papa Francisco denomina “mundanidad espiritual”, es decir, la obsesión por la apariencia, por una presuntuosa seguridad doctrinal o disciplinar, por el narcisismo y el autoritarismo, por la pretensión de imponernos siempre a los demás, por el cultivo sólo externo y ostentoso de la acción litúrgica, por la vanagloria, por el individualismo, por la incapacidad de escucha de los demás y por cualquier clase de “carrerismo”. Debemos ser y vivir, como se subraya en la nueva Ratio, de forma sobria, practicando siempre un diálogo sereno, y viviendo siempre, como discípulos del Maestro, sin cansarnos experimentar el heroísmo de la caridad pastoral (1 Cor 4,1). La transformación de nuestro “hombre viejo en hombre interior nuevo” nunca se puede dar por concluida; es una tarea que sabe juzgar los movimientos de la conciencia y de los impulsos interiores que motivan nuestra acción pastoral. ¡Qué sugestiva y bellamente nos llama el Papa Francisco, a los presbíteros, los “hombres del discernimiento”, capaces de interpretar la vida humana cotidiana a la luz del Espíritu para así escoger, decidir y actuar conforme a la voluntad divina! (Cf. Ratio, n. 42). Todo lo expresado anteriormente, sin detenerme más en ello, son el núcleo de las promesas que, como sacerdotes de esta Diócesis, haremos dentro de esta celebración eucarística. Al realizar nuestra renovación, tenemos que acercarnos con humildad al Señor y preguntarle: “¿Cuál es tu voluntad, hoy y aquí, para este siervo?… ¿Qué quieres de mí?”… Como también nos recordó el Papa Francisco, en su Visita al Colegio Español de Roma, el día 1 de abril, ya sabemos la respuesta: son las tres palabras del Shemá con las que Jesús respondió al Levita: «amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas» (Mc 12,30). Amar de todo corazón, para un presbítero, significa hacerlo sin reservas y sin dobleces, sin intereses espurios y sin buscarse a sí mismo en el éxito personal. Amar con toda el alma, es estar dispuestos a ofrecer la vida desde el heroísmo de la caridad cotidiana. Finalmente, amar con todas las fuerzas, nos recuerda que allí donde está nuestro tesoro está también nuestro corazón (cf. Mt 6,21); en nuestras pequeñas cosas, seguridades y afectos, es donde nos jugamos el ser capaces de decir “sí” al Señor o, por el contrario, darle la espalda como el joven rico del Evangelio.

En segundo lugar, deseo también recordaros que se han cumplido cuatro años de la elección de nuestro querido Papa Francisco. Desde el inicio ha venido insistiendo en hacer realidad una iglesia sinodal y una iglesia del encuentro y de la escucha recíproca: laicos, consagradas, presbíteros, cada uno a la escucha de los demás; y, todos juntos, a la escucha de la voz del Espíritu para discernir lo que dice a esta iglesia civitatense (Ap 2,7). Sinodalidad es reconocer que todo el pueblo participa de la función profética (LG 12), conforme al conocido principio: “Lo que a todos afecta, por todos debe ser tratado”. Porque creemos en la comunión para la misión. Ejercer la sinodalidad, presidida en caridad por el obispo, no es limitar la libertar sino la garantía de comunión y de misión verdaderas. La sinodalidad eclesial, bien vivida, repercutirá también en la sociedad de hoy. En este sentido, en una reciente entrevista a un diario español (Cf. El País, 22-1-2017), el Papa Francisco subrayó: “Pido a los españoles de hoy que ejerciten el diálogo; por favor, dialoguen. No se insulten ni condenen antes de dialogar. Con diálogo se abatir muros y levantar puentes de comunicación, de relación, de unidad. El diálogo requiere respeto mutuo y sano discernimiento para buscar soluciones válidas y fecundas”. Añado: no puede verdadero diálogo sin la luz y la fuerza del Espíritu. Pidámoslo. Y pidamos por los frutos de la Visita Pastoral que, en breve, comenzaremos al Arciprestazgo de Ciudad Rodrigo.

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