DECLARACIONES DEL OBISPO A PROPÓSITO DE UNAS PÁGINAS DEL LIBRO ‘CIBERCULTURA Y ECOLOGÍA’ (Editorial Monte Carmelo)
1.- Vaya por delante que, a diferencia de lo publicado en las redes, ni soy el primer obispo que desea aplicar la Encíclica “laudato si” a un caso concreto, ni pretendo denunciar nada, en sentido estricto.
2.- Están sólo una página y media (pp. 125-126) de un modesto libro de divulgación(“Cibercultura y ecología”), que tuvo su eco en un encuentro en Toledo de “Cristianos en la vida pública” (16-4-2016), organizado por la Fundación Ceu-San Pablo. No es, por lo tanto, un tema al que dedico expresamente todo un estudio ni un amplio capítulo. Sencillamente es a modo de complemento obligado de uno de los apartados. Tampoco es la primera vez que escribo sobre temas ecológicos, como profesor de antropología teológica, según se puede comprobar en diversas publicaciones anteriores.
3.- Insisto en que no denuncio a nadie (ya que no señalo nombres concretos ni posibles responsables o culpables), ni entro en terrenos o en juegos políticos o económico-empresariales que no me corresponden. Me sitúo, a petición de algunos de mis feligreses, desde la óptica de la ética y desde la dimensión de pastor de una pequeña comunidad católica. En este sentido, simplemente, expongo y me hago eco de una polémica ambiental-social, ya de cierta duración, y de la seria preocupación de una parte de mis feligreses. Todo ello en un lugar y medio-ambiente donde existen, en la actualidad y entre otros, los problemas graves de envejecimiento y despoblación, de caída de la ganadería y de la preocupación de los ataques de lobos salvajes, y, ahora, de la explotación de minas y de su impacto medio ambiental y humano. No siendo la primera vez que esta realidad minera se explota en aquellas tierras.