![Juan Orellana y Juan Carlos Sánchez.](http://www.diocesisciudadrodrigo.org/blog3/wp-content/uploads/2015/11/P1910630-300x225.jpg)
El cine como instrumento de la experiencia educativa
El V Festival Internacional de Cine Educativo y Espiritual programó para este lunes 16 una conferencia sobre «Cine y Educación» a cargo de Juan Orellana, profesor de la Universidad San Pablo CEU y director de la revista «Pantalla 90». Esta actividad complementaria comenzó a las ocho y media de la tarde en el Palacio Maldonado Chaves. El conferenciante fue presentado por Juan Carlos Sánchez, rector del Seminario y miembro de la delegación diocesana de Evangelización y Nuevas Tecnologías.
Juan Orellana ilustró su disertación con escenas de películas para introducir el tema de la Educación, que calificó como «tema urgentísimo» ya que mucho de lo que ocurre o no depende de que haya una educación completa o incompleta. Cualquier relación verdaderamente humana es educativa. En el proceso educativo hay que partir de una premisa: la realidad tiene un significado. Si no partimos de ello no se puede educar. Muchas veces dicen que educar es instruir y es más que eso, una implicación existencial con los alumnos, un compromiso por parte del educador. Las personas necesitamos respuestas para la vida. «El nihilismo es la antítesis d la educación.»
La primera escena que se proyectó fue de «La Strada» de Fellini. Escena en la que dos jóvenes tienen una conversación y él, a quien llaman el Loco, le explica que todo tiene un sentido y significado. Todo tiene un porqué.
Juan Orellana continuó diciendo que educar quiere decir introducir a la persona a la realidad, hablar del significado de las cosas, es hablar d la verdad. «El educando sólo puede dar pasos a la madurez si camina sobre certezas.» En este punto, utilizó la película «El caso Winslow» de David Mamet, del año 99, que se basa en la confianza que tiene un padre su hijo para iniciar una demanda contra la Armada Británica.
Toda la acción verdaderamente humana tiene una dimensión educativa. Ya ni se habla de edades. Dos amigos que realmente lo son tienen una dimensión educativa, porque lo que se busca es el bien del otro. En este punto, se mostró una escena de «Matar a un ruiseñor», donde Gregory Peck, que es el padre, enseña a sus hijos tratando a una vieja vecina de una forma diferente a como lo hacen ellos. No solo educan los profesionales.