Juramento y profesión de fe de Efraín Peinado
Solidaridad
Más de 150 personas se dan cita en la cena del hambre de Manos Unidas
Numeroso respaldo recibió, un año más, la denominada cena del hambre que organiza la delegación de Manos Unidas. Más de 150 personas tuvieron la oportunidad de escuchar, en primer lugar, al sacerdote José María Rodríguez-Veleiro, su experiencia en África el verano pasado y posteriormente, cenar un plato de sopa y una manzana.
Casualidades de la vida o coincidencia, Rodríguez-Veleiro visitó Zimbwae junto con un grupo de misioneros y más concretamente, la zona en la que se desarrollará el proyecto que ha seleccionado Manos Unidas y que va dirigido a jóvenes en situación de exclusión.
Homilía en el funeral de don Tomás Cid
Raúl Berzosa: «Estamos aquí para dar gracias a Dios por los 85 años de la existencia de un hombre bueno y sencillo, creyente y trabajador, familiar y sociable»
Muy queridos hermanos sacerdotes, especialmente, D. Gabi; querida familia de D. Tomás: Isabel, esposa, e hijos: Antonio, Inmaculada, Jesús Andrés; queridos familiares todos; queridas consagradas, especialmente las Hermanitas de los Ancianos Desamparados; queridos feligreses de esta parroquia del Salvador y de aquellas que os habéis querido unir a esta familia en este día tan señalado.
Desde que D. Tomás sufrió el grave accidente cardio-vascular, este Obispo que os habla, como tantos otros sacerdotes y feligreses civitatenses, hemos estado rezando con fe por él; conscientes de lo que nuestro querido D. Gabi nos informaba día a día: “La situación es extremadamente grave”. La noche del lunes, finalmente, nos llegaba la triste noticia: “Mi padre ha subido al cielo”. Gracias, D. Gabi, por tu fortaleza, en medio de tanto dolor, y por la información puntual durante este último recorrido de tu padre.
Estamos aquí, hoy, para dar gracias a Dios por los 85 años de la existencia de un hombre bueno y sencillo, creyente y trabajador, familiar y sociable. Y, sobre todo, una persona muy colaboradora y activa en esta parroquia del Salvador. Aquí, permitidme la licencia, tengo incluso que añadir que las parroquias “separaban” al matrimonio: Doña Isabel, tiraba más a San Cristóbal y don Tomás al Salvador. Está bien que se reparta el buen hacer y los ministerios recibidos. Al fin y al cabo, es la misma y única Iglesia del Señor. En otro orden de cosas, y ya más en serio, no importa cómo han discurrido los últimos años de su vida. Hay que hacer, a la luz de Dios, una relectura de toda una existencia. Y, el balance, sin duda, es muy positivo. Además de dar gracias por D. Tomás, recemos por él. Como repetimos, desde la fe en la comunión de los santos, si él necesitara de nuestras oraciones, el Señor se las aplicará generosamente; si no las precisara, repercutirán, no menos generosamente, en todos nosotros.