El Salvador

Entregados los diplomas del concurso de cómic de Infancia Misionera

La parroquia de El Salvador de Ciudad Rodrigo ha acogido al entrega de diplomas del concurso de cómic de Infancia Misionera. Medio centenera de niños de la diócesis participaron en esta certamen que estaba dividido en varias categorías. La entrega se ha realizado en esta parroquia ya que la mayoría de niños participantes pertenecían a la misma.

Por otra parte, la eucaristía del domingo ha estado presidida por el misionero Daniel Mateos, que desciende de Ciudad Rodrigo, y que ha contado parte de su trabajo en Angola.

Los niños muestran sus diplomas junto al misionero, Daniel Mateos.

Encuentro

El rector del Seminario, Juan Carlos Sánchez, y el delegado de Pastoral Juvenil de la diócesis civitatense, Javier Pérez, participan en el XXXVII ENCUENTRO DE RECTORES Y FORMADORES DEL SEMINARIO MENOR, organizado por la Conferencia Episcopal Española en Madrid del 19 al 21 de enero . En la foto, el ponente Mons. Antoni Vadell i Ferrer, obispo auxiliar de Barcelona : Acompañar a los jóvenes: la llamada.

Día de San Sebastián. Patrón de Ciudad Rodrigo

Raúl Berzosa: «San Sebastián nos muestra con su vida, y es el segundo mensaje para todos los presentes, que quienes hemos descubierto la alegría de la fe, del amor cristiano y de la esperanza, no podemos permanecer de brazos cruzados ante nuestros hermanos sufrientes»

El obispo en el momento de pronunciar la homilía

Queridos hermanos sacerdotes, estimado Sr. Alcalde y autoridades políticas y sociales, queridos mayordomos y Cofrades de San Sebastián, queridos todos:

Un año más nos reúne en este templo catedralicio la memoria viva de San Sebastián. Y, un año más deseo, a la luz de su vida recobrar y subrayar, brevemente, un mensaje válido y actual que nos sirva para todos los mirobrigenses; un mensaje de fe y de esperanza en nuestro futuro.

Durante los años anteriores he venido subrayando que estamos en un cambio de época social, y que necesitamos nuevas actitudes y nuevas claves para resituarnos, como cristianos y como ciudadanos, en el momento presente. San Sebastián nos enseña, en primer lugar, que una verdadera y fecunda transformación tiene que comenzar cambiando en profundidad el corazón humano. Algunas revoluciones intentaron dar la vuelta a sistemas socio-políticos y económicos, pero fracasaron porque no cambiaron realmente el corazón del hombre. La verdadera transformación, personal y social, comienza en el corazón de cada uno, como nos enseñó e hizo posible Jesucristo y su Buena Noticia del Evangelio.

Esta fue también la experiencia que vivió San Sebastián; sólo un corazón nuevo, regenerado por el Espíritu, crea un mundo nuevo, porque es un corazón que sabe valorar la vida con horizontes, sin dejarse atrapar por lo inmediato; es un corazón que ama, sufre y se alegra con los demás; y es un corazón lleno de ternura y de misericordia para quienes están en las periferias y en los últimos lugares de nuestra sociedad. Un corazón lleno de amor de Dios, es la fuerza más grande de transformación de la realidad, capaz de hacer hombres y mujeres nuevos, de derrumbar las murallas del egoísmo y de la violencia, y capaz de rellenar las zanjas y separaciones que nos alejan  los unos de los otros.

No hay que ir muy lejos. También aquí, en Ciudad Rodrigo, hay personas que viven diferentes  pobrezas: culturales, de vulnerabilidad y marginación social, económicas, espirituales y, por desgracia y a veces, sin esperanza; otras están inmersas en la soledad y en la tristeza; otras, sufriendo una ruptura matrimonial o la división familiar; otras, sumidas en una profunda crisis de sentido vital y de desencanto, de los que intentan salir infructuosamente por el alcohol, las drogas, los juegos de azar, engañosa relaciones, o una sexualidad sin ética… Son corazones fríos, desencantados y paralizados, “infartados existencialmente”, muertos prematuramente. ¿Qué podemos hacer?…

La procesión a su paso por la plaza Mayor.

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San Antón en la parroquia de San Andrés

Numerosos fieles celebraron el día de San Antón en San Andrés.

Raúl Berzosa: «Os pido imitar al Santo en los siguientes rasgos, a modo de brújula: experiencia de oración; sencillez y austeridad en nuestras vidas; amor y respeto a los animales; y cuidado de nuestro enfermos, física y espiritualmente»

Queridos hermanos sacerdotes; queridos Mayordomos y Cofrades de San Antón; queridos ganaderos y agricultores; queridos todos:

Un año más nos reúne el Señor en este templo de San Andrés para celebrar la memoria de San Antón. Comienzo recordando algunos datos de su vida, en atención, especialmente, a los más jóvenes. Además, consciente de que los mayores, aunque lo hayan escuchado más veces, también se alegrarán.

San Antón o San Antonio Abad, nació en el S.III en Egipto. A los 20 años vendió sus propiedades, se las entregó a los pobres, y se fue a vivir a una cueva sepulcral, como eremita. Dedicado a la oración incesante, fue muy tentado por el diablo. De ahí que, en su iconografía, aparezca con un cerdo a sus pies, símbolo del diablo vencido.

A pesar de ser eremita, fue padre espiritual de otros monjes y hasta se dirigió a Alejandría para predicar contra los arrianos.

Cuenta la historia que, un día, fue visitado por Pablo el ermitaño y éste presenció como un cuervo le llevaba a San Antón la hogaza de pan cotidiana. En aquel día fueron dos. De ahí la tradición de la bendición de los panecillos.

Cuando murió Pablo, lo enterró con ayuda de dos leones y otros animales. Por lo que San Antón es patrón de los sepultureros y de los animales.

En relación a esto último, cuentan que un día se le acercó una jabalina con sus jabatillos ciegos, en actitud de súplica para que los curara. Así lo hizo San Antón y, desde entonces, la madre no se separó de él y le cuidó contra todas la alimañas.

Dicen que vivió hasta los 105 años. De su ejemplo, nacen los religiosos Antonianos, especializados en curar enfermedades contagiosas como la peste, la lepra, las enfermedades venéreas y el ergotismo o fuego de San Antón o culebrilla. Estaban en las afueras de las ciudades del Camino de Santiago para curar a los peregrinos. También nacieron los Foseros de la Misericordia para enterrar a los más pobres y necesitados.

Siempre fue un santo muy popular y querido. Hasta el refranero se hace eco de él:

El 20 de Enero, San Sebastián primero. Detente, varón, que primero es San Antón. Hombre, mira lo que dices, que es primero San Felices; y, si vamos a las leyes, antes son los reyes.

Hasta San Antón, Pascuas son y, si quieres más, hasta la Virgen de la Paz.

Por San Antón, se acabó el turrón.

Por San Antonio, hace un frío del demonio

Por San Antonio de Enero, la mitad del pajar y la mitad del granero.

San Antón mete las mozas en un rincón y San Sebastián las saca a pasear.

San Antón, frío y tristón, barre las nieblas a un rincón. Por San Antón, la niebla no llega a las dos.

Por San Antón, media hora más de sol.

Las cinco dan con sol el día de San Antón; sí en Valencia pero no en Aragón.

Por San Antón “el huevero”, ponen las gallinas hasta en el suelo. Por San Antón, las gallinas ponen huevos a montón.

Por San Antón, busca la perdiz el perdigón.

Por San Antón, pocos cerdos ven el sol.

Hasta aquí, algunos rasgos de la memoria de San Antón. Hablando más en serio, y con esto finalizo, este Obispo, que tanto os quiere, os pide imitar al Santo en los siguientes rasgos, a modo de brújula: experiencia de oración; sencillez y austeridad en nuestras vidas; amor y respeto a los animales; y cuidado de nuestro enfermos, física y espiritualmente, y, si les llega la hora, orar por nuestros  difuntos. Que el santo nos lo conceda y podamos celebrarlo un año más. Así sea.

+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo