Virgen del Carmen

Raúl Berzosa: «  La Virgen del Carmen, para los marineros reales, y para quienes navegamos por el mar de la vida, es estrella llena de luz»

        Queridos hermanos sacerdotes, querida comunidad de carmelitas, queridos todos:

Doy gracias a Dios, y a la Virgen, ante todo, por la rica experiencia de la novena de este año en la que han tenido la oportunidad de participar, de forma más especial, todos los miembros de nuestras comunidades parroquiales de Ciudad Rodrigo. ¡Ha sido una gracia muy grande!

Estoy seguro que, en las predicaciones, se habrán puesto de relieve, al menos, cuatro puntos cardinales de la espiritualidad de San Teresa: Jesucristo, en el centro, y como fuente de vida y de gozo espiritual; la fraternidad, como forma privilegiada de vida cristiana; la Eucaristía, como sacramento central en el que participamos de la misma carne y sangre de Cristo; y, finalmente, el coraje para afrontar los tiempos que vivimos y hacer de lo ordinario y lo pequeño, algo extraordinario y grande. ¡Dios está hasta en los pucheros!

En la celebración eucarística de hoy, quisiera hacerme eco, brevemente, del mensaje que nos ha regalado la Comisión Episcopal de Apostolado del Mar. Como no podía ser de otra manera, se centra en los conocidos versos de la Santa de Avila:

Nada te turbe/nada te espante/.

Todo se pasa./Dios no se muda.

La paciencia todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene, nada le falta.

Sólo Dios basta.

 Estas palabras nos vuelven a recordar que, un componente esencial de la vida, es la inseguridad y las preocupaciones de todo tipo. Al mismo tiempo, nuestro corazón busca seguridades y, sobre todo, la paz profunda.

Santa Teresa, con su vida y sus escritos, nos ayudan en esta difícil y necesaria tarea: el no arrugarnos ante las dificultades y el saber mirar de frente incluso los miedos en la vida.

Esta misma experiencia de peligro e incertidumbre la tienen los hombres de la mar. Por eso, acuden a la Virgen del Carmen con la jaculatoria: “Estrella luciente, amparadnos”.

        La Virgen del Carmen, para los marineros reales, y para quienes navegamos por el mar de la vida, es estrella llena de luz. ¿De qué luz hablamos? – De Jesucristo, el Sol invicto y de la fe, que es luz para el camino. El Papa Benedicto XVI solía repetir que, quienes creemos, no tenemos ventajas especiales para caminar por las oscuridades de la vida. Pero sí tenemos una especie de linterna, que es la fe, para alumbrar el camino y avanzar así con más seguridad en los momentos más difíciles. Pidamos al Señor que no se apague nunca la luz de nuestra fe.

Nada más. Felicito a todas las Cármenes para que, como su nombre indica, sean “jardín o huerta de Dios”. Y de esta manera, los demás, podamos dar gracias a Dios por su ejemplo de Vida.

Pido por todas nuestras madres y familiares que se llamaban Carmen, para que estén ya para siempre con Jesús y María en el cielo. Y, pido, sinceramente, para que este Carmelo femenino, del que nos sentimos tan orgullosos en Ciudad Rodrigo, se vea enriquecido con nuevas y santas vocaciones y, para que las ya consagradas, den abundantes frutos de santidad con su vida.

Que la Virgen del Carmen, Santa Teresa, y todos los santos carmelitanos, nos acompañen, en lo que queda de año santo teresiano, y siempre. Que así sea. Amén.

 

+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo