El próximo 2 de febrero se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Este año bajo el lema “La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido”.
El objetivo de esta jornada es ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca y dedicar su vida a Él.
¿Cuál es el mensaje?
La Comisión Episcopal para la Vida Consagrada dedica esta jornada a estos hombres y mujeres que, en medio de innumerables desafíos, al borde del camino o en el rincón más inhóspito de una barriada cualquiera, se convierten en ayuda para las heridas del mundo.
En la actualidad, los consagrados también ayudan con una mirada especial a personas que experimentan nuevas formas de injusticia, aflicción y desesperanza: los afectados por la COVID-19.
A propósito de la Jornada, el Papa Francisco presidirá la celebración Eucarística el 2 de febrero desde san Pedro, el Dicasterio para la Vida Consagrada ha hecho llegar una carta a todos los consagrados y consagradas del mundo donde pide, de forma tácita, seguir las enseñanzas de la encíclica Fratelli Tutti: «Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos» (Carta encíclica Fratelli tutti, n.8 ).
En la Diócesis de Ciudad Rodrigo contamos con 36 monjas de clausura repartidas en tres monasterios. El número total de religiosos y religiosas es de 51.