La delegación de Manos Unidas se ha reunido esta tarde en la parroquia de El Salvador de Ciudad Rodrigo para dar gracias a Dios por la campaña que han llevado a cabo durante el mes de febrero y que todavía sumará más actividades.
En la homilía, el Obispo Administador Apostólico, Mons. Jesús García Burillo, ha dado gracias a Dios porque ha elegido a personas a las que ha dado el don de dedicarse a hacer el bien a los países más necesitados económica y socialmente y ha agradecido en nombre de la diócesis a las personas que trabajan en Manos Unidas denodadamente para ejercer la solidaridad.
También ha recordado el lema de la campaña de este año, en relación con la situación ambiental: “Contagia solidaridad para acabar con el hambre”. No cabe duda de que es un objetivo todavía muy lejano de alcanzar, pero con pequeñas aportaciones como esta vamos haciendo camino. En Manos Unidas están convencidos de conseguirlo si trabajamos juntos, y por eso han publicado un Manifiesto en el que denuncian que el hambre y la pobreza no dejan de aumentar; demandan derechos básicos globales, como la vida, el agua, la alimentación, la vivienda, la educación y el compromiso de los poderes políticos y económicos para alcanzarlo; y quieren acompañar a las comunidades empobrecidas, así como invitarnos a cambiar nuestro estilo de vida hacia la solidaridad.
Finalmente, tomando el Evangelio, el Obispo ha recordado la palabra de Jesús: “Sed compasivos como vuestro Padre celestial es compasivo”, que equivale a la versión que hace el evangelista Mateo: “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. Según esto, la perfección de la vida cristiana consiste precisamente en la compasión con los más débiles. Compasión que se traduce en solidaridad.