En la fiesta de Nuestra señora de Fátima, el Obispo Administrador Apostólico, Mons Jesús García Burillo, ha celebrado la santa Misa en la parroquia de Fátima. Ha sido recibido amablemente por el párroco don Vidal Rodríguez y por la comunidad parroquial, que en importante número de fieles llenaban el templo, guardando las normas de distancia y protección.
En el ambiente litúrgico de piedad y alegría, propio de la fiesta en tiempo de Pascua, el Obispo ha recordado los orígenes de las apariciones de Fátima, que tuvieron lugar justamente en el corazón de la primera guerra mundial. Esta se desarrolló en Europa entre los años 1914 y 1918, mientras que las más importantes visitas de la Virgen a Lucía y los pastorcitos acontecieron entre julio y octubre de 1917.
El mensaje central de María en Fátima invitaba a la oración y a la penitencia, y concretamente al rezo del santo Rosario, así como la consagración de Rusia y las naciones al Corazón de María. Consecuencias de la oración habrían sido el final de la guerra, la paz, el fin de la persecución de muchos cristianos y especialmente del Papa, que sería milagrosamente protegido por la santísima Virgen. La devoción a María, el rezo del santo Rosario se extenderían pronto a la Iglesia universal.
El Papa san Juan Pablo II entendió que haber superado el atentado que sufrió en la plaza de San Pedro de Roma un 13 de mayo de 1981, había sido un cumplimiento del anuncio hecho por la Virgen de Fátima a Lucía 64 años antes.
El Obispo ha invitado a los fieles a unirse a todas las comunidades del mundo para orar y rezar el Rosario por la superación de la pandemia, por la situación social de España y por la paz del mundo.