Ana Calvilla, monitora en el taller de costura de Cáritas: «Hay muchas cosas que no se podrían hacer sin el voluntariado»

El domingo 7 de noviembre, celebramos el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada para recordar que juntos logramos una parroquia viva, comprometida, apasionada por Jesucristo y entregada a los demás.

Es un día en el que se nos recuerda que cada uno, dentro de sus posibilidades, puede colaborar ofreciendo su tiempo, sus cualidades, su donativo y su oración.

Una de esas personas que regala su tiempo y pone a disposición de los demás sus cualidades es doña Ana Calvilla Mateos, una vecina de El Cabaco que en la actualidad, participa como monitora en la acción formativa de Cáritas que lleva por nombre ‘Arreglos y adaptaciones de prendas y artículos en textil y piel’.

Ana se muestra convencida de que “muchos cursos no se podrían hacer si no fuera por el voluntariado, mis compañeras también son voluntarias”.

En su relato explica que “no soy modista, he aprendido a mi aire, lo poco que sé se lo transmito a ellas”.

La formación que se está impartiendo consta de 300 horas y “empezamos por lo más básico que es enhebrar una agua; además aprenden las puntadas básicas: hilvanar, el festón, el punto de máquina, y cuando saben esto vamos haciendo más cosas, ahora, por ejemplo, han hecho un bolso”.

En opinión de Ana “la costura está muy olvidada, súper olvidada, tenemos que remontar otra vez esto”.

En esta acción formativa organizada por Cáritas Diocesana de Ciudad Rodrigo y financiada en parte por la subvención del IRPF Estatal, así como el Fondo Social Europeo a través del Programa Operativo Economía Social 2020-2023, participan ocho mujeres de diferentes perfiles, pero en cualquier caso, “es algo que puede tener salida para ellas, muchísima gente está volviendo ahora otra vez para atrás por lo que nos está tocando y creo que esto sí es una salida”.

Concreta que “no es que se vayan a poner como modistas, porque las horas son las que son, pero para hacer arreglos o cogerte unos bajos pueden tener perfectamente una salida”.

Ana se desplaza a Ciudad Rodrigo desde El Cabaco para impartir esta formación de manera totalmente voluntaria. “Llevo desde 2012 colaborando, a mi aire, yo no he ido a aprender a ningún sitio, estropeando telas y no he aprendido y eso es lo que sé y enseño”.

Ella misma indica que cuando la llaman para colaborar “no me lo pienso, no me lo he pensado nunca, siempre que me están llamando yo acudo y no necesitan decirme más, me mandan un whatsapp y ya, entrego mi tiempo sin problema”.