En el día en el que varios de los sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Rodrigo se han incorporado a sus nuevas tareas pastorales, el Obispo, Mons. José Luis Retana, también ha querido estar cerca de ellos ayudándoles en su tarea.
En concreto, Mons. Retana ha presidido la Eucaristía del domingo en las parroquias de San Cristóbal de Ciudad Rodrigo y en Campillo de Azaba. De hecho, D. Domingo Peinado, que ha concelebrado en San Cristóbal, ha destacado y agradecido la «ayuda al sacerdote» que, con estas acciones, brinda el prelado.
Por su parte, don José Luis ha considerado en su homilía en la parroquia mirobrigense, que «un Obispo hace muchas cosas, pero lo que más le gusta es estar cercano a su pueblo», por eso se mostró «contento de estar aquí».
Tras esa breve explicación, en su homilía habló del ejemplo de Jesús, de «cómo trataba a la gente, con qué ternura».
En ese sentido, en el Evangelio de hoy, «hay poco misterio», refiriéndose así, al relato de la historia del pobre Lázaro, lleno de llagas, que después de su muerte es llevado al seno de Abraham, mientras que el hombre rico sufre tormentos en el Hades.
«Jesús veía a la gente y se compadecía, está cerca de ellos; no es una crítica a los ricos sino a la cerrazón del corazón que a veces nos hace querer acumular y fijarnos solo en nuestras preocupaciones».
El Obispo invitó a los fieles a «hacer puntos para ganarnos la vida eterna, para la vida que interesa, la vida con mayúsculas».