Un 27 de enero de 1873, nació en Barbastro la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados por eso, este viernes, tanto las religiosas de la casa de Ciudad Rodrigo como los residentes están de celebración.
Esta misma mañana, el Vicario General, D. José María Rodríguez-Veleiro, ha presidido la Eucaristía que han concelebrado varios sacerdotes, entre ellos el capellán, D. Fernando Días-Bailón.
La Madre Superiora, Sor Cristina, ha recordado que “la idea inicial surgió de un sacerdote que estaba en la Diócesis de Huesca, don Saturnino López Novoa, que acogió en su casa a una ancianita y pensó en cómo poder hacer eso con más personas. Esa idea la pudo desarrollar por medio de Santa Teresa Jornet, que es nuestra madre fundadora”. En concreto, la congregación comenzó en esta localidad aragonesa con las 12 primeras hermanitas.
En la actualidad cuentan con 116 residencias en España, 200 en todo el mundo, y están repartidas en 22 países.
“Ya en los inicios se dio un empujón grande con vocaciones en muchos países y se fue en vida de la Madre Fundadora para América”, explica la Madre Superiora. La realidad actual es de una mayor deficiencia de vocaciones “pero mantenemos el carisma a través del personal que colabora con nosotras”.
Su misión es la de “prodigar a los ancianos todo tipo de ayuda material y espiritual como nuestra santa nos enseñó: cuidar los cuerpos para salvar las almas; es el ejercicio de la caridad en el servicio y atención de los ancianos”.
La casa de Ciudad Rodrigo se fundó hace 126 años, siendo administrador apostólico José Tomás de Mazarrasa. “Fue él quien trajo un grupo de hermanitas que iniciaron su labor en las mismas dependencias del palacio episcopal, en la carta fundacional se dice que se podía atender a 30 o 40 pobres, luego ya nos vinimos a la casa actual, en Campo del Pozo”.
Durante este tiempo, han acogido a 3.081 ancianos y han pasado por la casa 200 hermanitas. En la actualidad, son ocho hermanas de comunidad, 50 trabajadores y 120 ancianos que “requieren mucha atención directa y cuidados por lo que los colaboradores son la prolongación de nuestro carisma”, concluye.