El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, una invitación para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
Las diferentes parroquias de la Diócesis celebran hoy la Eucaristía en la que tiene lugar la imposición de la ceniza por la que el sacerdote hace una cruz en la frente y dice: «Conviértete y cree en el Evangelio». También en la Catedral ha tenido lugar esa imposición de la ceniza en la misa presidida por D. Rafael Caño.
En este tiempo de conversión, el papa Francisco, en su Mensaje para la Cuaresma, nos exhorta a mirar a Dios y a los hermanos. En este tiempo de Cuaresma es fundamental «vivir la oración y el ayuno para mejorar el mundo«. Es una llamada a la caridad y al desarrollo humano integral, en un mundo en el que debemos preguntarnos si no es nuestra indiferencia la que hace más duro el camino de quienes viven la vida como una «subida demasiado empinada».
El Santo Padre indica que «es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal».