Los delegados diocesanos de Enseñanza de la región, en el caso de la Diócesis de Ciudad Rodrigo representados por D. Juan Carlos Sánchez, valoran positivamente la situación de la asignatura de Religión en Castilla y León, donde el 68,47% de los estudiantes, un total de 162.568, cursan esta materia en las diferentes etapas de enseñanza obligatoria
En reunión mantenida en Tordesillas, los delegados diocesanos de enseñanza de Castilla y León han analizado la nueva situación en la que se encuentra la enseñanza de religión en el modelo escolar constatando que, aunque la LOMLOE se ha incorporado a los centros educativos con más dudas que certezas, la respuesta de las familias a la oferta del área de religión sigue siendo buena en el conjunto del territorio regional.
Pese al notable rechazo social que generó la llamada Ley Celaá, y que en algunas comunidades autónomas ha producido un evidente deterioro en la enseñanza de religión, los responsables de educación en las diócesis reconocen que el diálogo permanente con la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León ha permitido mantener prácticamente la misma carga lectiva de la asignatura en todos los niveles y avanzar en la búsqueda de un modelo de respeto hacia la efectiva libertad de elección de las familias y de la normalización progresiva del estatus del profesorado de religión. En este sentido, los delegados diocesanos indicaron que en próximas jornadas se reunirán de nuevo con miembros de la consejería para presentarles propuestas concretas de mejora en orden a diseñar el marco escolar en el que se impartirá el área en el curso 2023-24.
Respecto a los datos obtenidos del estudio realizado en prácticamente la totalidad de los colegios públicos, concertados y privados de Castilla y León, los delegados indican que 162.568 alumnos, es decir el 68,47% del alumnado del sistema escolar obligatorio, cursa el área de Religión.
Por niveles:
– Educación Infantil: De un total de 44.759 alumnos, 29.626 se matricularon en el área de Religión y moral católica. El alumnado de Religión representa el 66´19%.
– Educación Primaria: De un total de 112.530 alumnos, 78.498 se matricularon en el área de Religión y moral católica. El alumnado de Religión representa el 69,75%.
– Educación Secundaria: De un total de 80.247 alumnos, 54.534 se matricularon en el área de Religión y moral católica. El alumnado de religión representa el 67,95%.
Por su parte, la enseñanza de religión en bachillerato se ofrece solo en el primer curso junto a otras optativas y ha sido elegida por 6.505 alumnos, de un total de 15.660 alumnos, situación que, aunque arroja un porcentaje inferior al de los niveles obligatorios, los delegados valoran positivamente por el formato en el que se ofrece el área en los centros de Castilla y León: cuatro áreas, entre las que se encuentra la de Religión, a elegir una.
Son cifras que están más de once puntos por encima de la media nacional y que los delegados diocesanos valoran satisfactoriamente, aunque no cabe duda de que se ha producido una disminución porcentual de matriculación que responde a razones sociológicas y, como no podía ser de otra manera, a una mala solución legislativa por la excesiva politización de la enseñanza de la religión que en poco ayuda a su definitiva normalización. En este sentido, una vez más, los delegados diocesanos invitan a los diferentes actores de las administraciones educativas a buscar soluciones en los modelos escolares europeos que, en la gran mayoría de los casos, integran perfectamente la asignatura en el sistema escolar.
Esfuerzo del profesorado
En otro orden de cosas, las delegaciones diocesanas de enseñanza reconocen y agradecen el enorme esfuerzo realizado en este curso por los profesores, que han participado en un exigente proceso de inmersión en la pedagogía de la LOMLOE para contribuir desde el área de religión a la construcción del perfil de salida de los alumnos tal y como plantea la nueva ley.
Para el próximo curso los delegados diocesanos seguirán insistiendo en que la clase de religión no se reduce a un anuncio confesional del Evangelio, sino que asume e integra la experiencia religiosa cristiana en la cultura y ofrece una formación decisiva en la construcción de la identidad personal y social del alumno. Solo desde ese diálogo con la cultura se evitará la fragmentación dándole al ser humano la posibilidad de alcanzar su desarrollo pleno. Así, pues, los delegados plantean que la clase de Religión en Castilla y León sea una llamada a provocar un diálogo entre la fe, la razón y las ciencias para seguir creando espacios donde quepamos todos, fomentando la cultura del encuentro, de la creación de redes y de la acogida.
En este nuevo escenario curricular, los delegados diocesanos preparan ya un encuentro regional de profesores que será previo a un congreso de carácter nacional en el que se compartirán buenas prácticas docentes que ayuden a mejorar la calidad de la formación del profesorado para que esta redunde en el mejor servicio a la educación de sus alumnos.