El Obispo de las diócesis de Ciudad Rodrigo y de Salamanca, Mons. José Luis Retana, ha sido el encargado de presidir, en la Iglesia de la Purísima de Salamanca, el funeral por doña Encarnación Pérez, subdelegada del Gobierno en la provincia de Salamanca, fallecida durante la jornada del jueves.
Encarna, como se ha referido a su persona el Obispo, siempre se mostró muy cercana a las necesidades de la diócesis civitatense, algo que se agradece profundamente desde esta institución. Tanto desde un punto de vista personal como institucional, la relación era habitual y fluida.
Así lo ha manifestado don José Luis que la ha definido como «una gran mujer, una mujer fuerte, una cristiana crítica, una auténtica servidora de su pueblo, honesta, coherente, entregada a su trabajo, una mujer valiente y luchadora, que nos deja un gran legado de humanidad en la Subdelegación del Gobierno y un legado de cercanía en las relaciones personales y a la hora de afrontar los problemas que se le presentaban en la provincia de Salamanca».
El prelado, que la había visitado en sus últimos días en el hospital, valoró «la fortuna de conocerla y haber gozado de su amistad» desde el inicio de su presencia en Salamanca y Ciudad Rodrigo, «hemos compartido preocupaciones y pensado soluciones coordinadas» en aquellos asuntos de interés mutuo.
Concluyó que «nuestro Señor Jesús murió, porque participó plenamente de nuestra naturaleza humana; su madre y unos amigos, con sentimientos muy semejantes a los nuestros, entre el desconcierto y el dolor, le dejaron colocado con amor en un sepulcro. Pero a los tres días su tumba estaba vacía. Aquel que habían visto agonizar sobre una cruz había triunfado sobre la muerte, había resucitado.
Estamos totalmente convencidos, desde la fe, que éste es también el destino de Encarna hoy, y será el nuestro, mañana, cuando Dios quiera».
En la imagen, Dña. Encarnación en la última fiesta de San Juan de Sahagún en Salamanca, en el primer banco de autoridades. (Fotografía de Óscar García/Diócesis de Salamanca)