Mons. José Luis Retana ha sido el encargado de presidir la Eucaristía que ha cerrado los actos del encuentro nacional de capistas que se ha celebrado en Ciudad Rodrigo a lo largo de todo el fin de semana.
Alrededor de 430 personas han querido poner en valor esta prenda de gran tradición y que siempre lleva a hablar de San Martín de Tours, ya que fue este Obispo, el que compartió parte de su capa con un mendigo.
En este sentido y a imagen de San Martín, invitó a todos los presentes, durante su homilía en la Catedral, a «compartir lo nuestro con quien menos tienen», y puso sobre la mesa la idea de colaborar, por ejemplo, a través de Cáritas. Y todo ello en el contexto de la Jornada Mundial de los Pobres que se celebra en este domingo, penúltimo del año litúrgico.
Lógicamente, se detuvo en el Evangelio de este domingo, que narra la célebre parábola de los talentos, referida por san Mateo (cf. Mt 25,14-30). «El «talento» era una antigua moneda romana, de gran valor, y precisamente a causa de la popularidad de esta parábola se ha convertido en sinónimo de dote personal, que cada uno está llamado a hacer fructificar», recordó.
«En realidad, el texto habla de «un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda» (Mt 25,14). El hombre de esta parábola representa a Cristo mismo; los siervos son los discípulos; y los talentos son los dones que Jesús les encomienda. Por tanto, estos dones, no sólo representan las cualidades naturales, sino también las riquezas que el Señor Jesús nos ha dejado como herencia para que las hagamos fructificar: su Palabra, depositada en el santo Evangelio; el Bautismo, que nos renueva en el Espíritu Santo; la oración -el «padrenuestro»- que elevamos a Dios como hijos unidos en el Hijo; su perdón, que nos ha ordenado llevar a todos; y el sacramento de su Cuerpo inmolado y de su Sangre derramada. En una palabra: el reino de Dios, que es él mismo, presente y vivo en medio de nosotros», indicó que el prelado.
A modo de curiosidad, don José Luis también lució después de la celebración su capa, pues recordó que era una prenda de gran tradición en el Valle del Tiétar, de donde es oriundo.