El comienzo de un nuevo año litúrgico católico, con el inicio del Adviento, ha coincidido en la parroquia de San Andrés de Ciudad Rodrigo, con la celebración de una Eucaristía según el rito hispano-mozárabe, que era la forma propia en la que los cristianos de la provincia romana de Hispania celebraban los oficios litúrgicos hasta el año 1080, e incluso, después, durante la Reconquista.
El párroco, D. Tomás Muñoz, ha explicado antes del inicio de la celebración las partes en las que se dividía y más que seguir el rito a través del cuadernillo que se ha entregado a los asistentes, les ha invitado a que «no estén pendientes, lo más importante es vivirlo».
Después de los ritos iniciales y de la Liturgia de la Palabra, es el momento de la Liturgia Eucarística, que ha incluido la preparación de las ofrendas, las intercesiones, el rito de la paz, la plegaria eucarística y el rito de la comunión, en el que se incluye el Credo, la Fracción, el Padrenuestro, que solo pronuncia el sacerdote y la bendición.
En esta Eucaristía el sacerdote no está arriba en el altar sino en la sede, junto al pueblo, y no se realiza el rito penitencial, que es sustituido por una oración a los pies del altar, en la que el sacerdote, inclinado, reza una oración en secreto.
Otra de las características del hispano-mozárabe es el denominado “donarium”, que es equiparado a la colecta que se hace, y que es símbolo de penitencia.