La Capilla Mayor del Seminario ha acogido durante todo el jueves, una jornada de oración por las vocaciones ya que desde las 8:00 horas ha estado expuesto el Santísimo y a las 20:00 horas se ha concluido con la Vigilia.
Este acto se ha desarrollado al hilo de la Jornada Mundial de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas que se celebra el próximo domingo, domingo del Buen Pastor y cuarto de Pascua, con el lema, «Hágase tu voluntad. Todos discípulos, todos misioneros».
Precisamente, la jornada tiene su propia canción, ‘Ser misión’, con la que ha comenzado la Vigilia y con la que se invita a reflexionar: Dime Señor qué tengo que saber, ayúdame Señor a encontrar mi vocación, lo que tú quieres para mí.
Además de esas preguntas que se plantean en el tema musical, tras la lectura del Evangelio, D. Anselmo Matilla también ha invitado a la reflexión.
En primer lugar, ha hecho un recorrido por todos los signos que a lo largo de todo el día han estado colocados junto al altar. El pan y el vino «debajo de la Custodia del Señor pues son el alimento diario y sobre todo, el alimento de la Eucaristía», ha recordado.
También se podían apreciar unas esparteras y un bastón pues «Jesús, que se ha hecho pan y vino, nos invita a caminar, a ponernos en marcha y no tener pereza».
Una bola del mundo y un mapa colocado en el suelo han hecho visibles esa idea de «salir al mundo».
Por último, D. Anselmo hizo referencia a la vocación, algo que «encasillamos» con curas, religiosos y religiosas, «pero también hay gente que se compromete sin necesidad de ser cura o religioso, Dios llama a los presbíteros, a los religiosos o a los laicos a sembrar la luz en medio del mundo, la meta que te puede hacer feliz es la que Dios te tiene reservada». De ahí que posteriormente, todos los participantes colocaran una vela en ese mapa del mundo, «para llenarlo con la luz de Dios».
Además, en el altar se podía ver el cartel de la jornada que representa «a un montón de gente que no se sabe de dónde viene pero en el que destaca un lema: Hágase tu voluntad».
De ahí que todas estas preguntas hayan concluido en una última: «¿Abrazas la misión que Dios te tiene reservada?»