El Obispo de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana, ha sido el encargado de presidir la fiesta del Corpus Christi en la Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo, una celebración que «nos hace caer en la cuenta que nuestro mundo está herido, lleno de sombras que obstaculizan el desarrollo de una fraternidad universal y dejan a muchas personas al lado del camino, generando un clima de desesperanza social, como señala Fratelli tutti», maniféstó.
Un numeroso grupo de niños de Primera Comunión, procedentes de las diversas parroquias de Ciudad Rodrigo, también ha celebrado el Corpus Christi en la Catedral y, posteriormente, han participado en la procesión en la que se habían colocado dos altares.
Durante su homilía, don José Luis también ha señalado que «la celebración del día de la Caridad nos compromete a transitar caminos de fraternidad, a animar y promover el compromiso de la comunidad cristiana y de la sociedad en general, con la defensa de la dignidad de las personas y sus derechos».
Por otra parte, aclaró que «no hay Eucaristía sin encarnación. Porque el Hijo de Dios entró en la historia y asumió una carne semejante a la nuestra, es posible la Eucaristía. Sólo a la luz del abajamiento del amor se comprende bien la mística eucarística, que se expresa en el servicio desde el último lugar. Jesús se despojó de su manto y sirvió como el último de los esclavos (cf. Jn 13, 1ss).
Celebrar la Eucaristía es comulgar con Jesús y su proyecto del Reino para vivir cada día de manera más entregada, trabajando por un mundo más humano».
Hay que recordar que la fiesta del Corpus Christi, Día de la Caridad, este año se celebra con el lema «Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza». «No hemos de olvidar que comulgar con Jesús es comulgar con alguien que ha vivido y ha muerto entregado totalmente por los demás. Su cuerpo es un cuerpo entregado y su sangre es una sangre derramada por la salvación de todos».