Cientos de fieles han acudido este jueves, al Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia para acompañar a la Virgen en su día.
Una de las eucaristías que se han celebrado la ha presidido Mons. Jesús García Burillo, Obispo Emérito de Ávila y durante tres años, Administrador Apostólico de la Diócesis de Ciudad Rodrigo.
El Obispo ha invitado a todos los fieles a felicitar a la madre, la Virgen de la Peña, en su cumpleaños. Al igual que se hace con los seres queridos y con los amigos, mucho más con la madre.
Se ha fijado en la imagen de la Virgen que es morena, como dice el Cantar de los Cantares: “soy negra, pero hermosa”, morena como los beduinos de Quedar o de Salmá…
Pero es evidente que el color negro de la Virgen «nos produce confianza, sencillez, verdad».
Se ha centrado en la alegría que todos los creyentes sentimos este día: “¡Desbordo de gozo!” y ha expuesto las razones que da la liturgia.
La primera razón es el nacimiento de María, y no sólo por ser su cumpleaños, sino sobre todo porque, gracias a ella, hemos recibido al Salvador.
Ha hecho hincapié en que la humanidad no habría sido capaz, por si misma, de alcanzar a Dios. Y ha sido Dios quien, amorosamente, nos ha alcanzado a nosotros. ¿Dónde?
El lugar preciso de encuentro ha sido María. Dios la eligió a ella para que la humanidad pudiera recibir el gran regalo de Jesucristo, que ha cambiado la historia de la humanidad.
Ahora bien, ha añadido el Obispo, «si nosotros queremos hacer un buen regalo a María, olvidémonos del ramo de flores. Nuestro obsequio hoy consiste en prometerle que también nosotros vamos a ser un lugar donde los hombres se encuentren con Dios. De este modo nuestro gozo será completo».
La Virgen ha salido en procesión acompañada por los charros y sus danzas y sones tradicionales.