«Identificamos la catequesis con una cuestión de niños, pero desde el principio ha sido siempre para adultos». Esas palabras llevan la firma de D. Francisco Romero, director del Secretariado de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española, y el encargado de dar a conocer el Catecismo para adultos ‘Buscad al Señor’, en un acto celebrado en el Salón Mazarrasa del Obispado, este viernes.
El Vicario de Pastoral, D. Antonio Risueño, acompañado de la Delegada de Catequesis, Dña. Gloria Pastor, ha sido el encargado de presentar a este sacerdote de la Diócesis de Badajoz que ha llegado con el objetivo de «entusiasmaros a todos para darnos cuenta de la importancia y la necesidad de que en las parroquias promovamos y hagamos posible la catequesis de adultos».
Su disertación ha dado respuesta a para qué y para quiénes está dirigido este trabajo y los motivos que han llevado a la publicación de un nuevo documento de fe. ¿No sirve lo que existía?
La cuestión es que los tiempos son otros y el entorno está marcado por una cultura y una sociedad secularizada, en la que ha desaparecido el régimen de cristiandad y en la que se ha roto la correa de transmisión de la fe, la que iba de padres a hijos, por ejemplo, pero también la escuela contribuía a una formación cristiana en muchos aspectos y eso ha cambiado.
Esta realidad actual contrasta con otros tiempos en los que «era fácil vivir y trasmitir la fe, pero eso ha cambiado», comentó el ponente, quien dejó claro que tampoco se puede vivir anclado en el pasado, «lo que pasó, ha pasado, es un nuevo tiempo y hay que ser conscientes de cómo es, con sus pro y sus contras, transmitir la fe es un reto para la Iglesia, no un problema».
Insistió en que «en una sociedad secularizada, en la que la mayoría de la gente no tiene en cuenta a Dios, el reto es que se nos llama a nosotros a tratar de evangelizar».
Pero con esa cadena rota «hay que buscar otra alternativa», matizó, «para que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de conocer al Señor y seguirle como sus discípulos».
En comunidades envejecidas «y muchas veces cansadas», reconoció que se necesita «savia nueva, sobre todo que rejuvenezca la vida, que vengan con fuerza». Romero entiende que ante esta realidad existe «una oportunidad evangelizadora y de renovación pastoral», para lo que hay que apostar por «trabajar de otra forma».
La solución pasa por ponerse en marcha y «tomar conciencia de que la Iglesia existe para evangelizar, el acento evangelizador es la la clave de nuestra labor, de las comunidades misioneras en salida».
Una herramienta para este objetivo evangelizador es el Catecismo “Buscad al Señor” que sigue paso a paso el recorrido procesual del RICA (Ritual para la Iniciación Cristiana de Adultos). Estas son las etapas y las celebraciones que encontramos en el Catecismo y en el discurrir de sus temas:
Primera etapa: el precatecumenado
La primera etapa que termina con el Rito de entrada en el catecumenado, es el precatecumenado. Después que la persona se ha encontrado con Jesucristo por medio del testimonio y de la palabra de otro cristiano, nace una simpatía por el Evangelio y por la vida cristiana. En esta etapa el simpatizante es acompañado por la Iglesia por medio de unas catequesis en las que se realiza la evangelización del kerigma de la fe, de los elementos básicos y nucleares, con el fin de que la persona conozca los rudimentos de la fe, de los primeros pasos en el conocimiento de la comunidad cristiana y descubra si ese es el camino que quiere emprender de fe y conversión para responder a sus interrogantes y encontrar un sentido a la vida. Es un tiempo muy necesario que nunca se debe omitir. Sin él, y sin haber alcanzado sus objetivos, no se debe pasar a la siguiente etapa. Aquí se le darán las primeras oraciones. Experimentaran de manera reiterativa el encuentro con Jesucristo.
Segunda etapa: el catecumenado
Le sigue la etapa del catecumenado, larga en el tiempo, que busca consolidar la fe y la conversión. Es el tiempo para el anuncio del contenido de la fe de modo sistemático, íntegro y orgánico. La narración de las verdades doctrinales, el acompañamiento personal, la celebración y el aprendizaje práctico de la vida de un cristiano irá dando la forma de Cristo al catecúmeno o catequizando. Son propias de esta etapa las celebraciones de la Palabra, los exorcismos menores y las bendiciones. Culmina este tiempo con el Rito de elección o de inscripción del nombre. Dios elige por medio de la Iglesia a estos para los sacramentos de la iniciación cristiana.
Tercera etapa: purificación o iluminación
El Rito de elección o de inscripción del nombre da paso a la tercera etapa del proceso, la purificación e iluminación. Un tiempo que coincide con la cuaresma y las catequesis doctrinales se convierten en catequesis espirituales. Es una etapa para la preparación espiritual al bautismo o a la renovación del mismo. Hay que purificarse del pecado y dejarse iluminar por la Palabra del Señor. Se realizan los escrutinios y las entregas. Es un momento significativo para la profundización espiritual guiados por el acompañamiento personal. Termina esta etapa con la celebración la noche de la Pascua de los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía, o la renovación de ellos en el caso que los catequizandos los hubieran recibido ya previamente.
Cuarta etapa: la mistagogía
La cuarta etapa es la mistagogía. Ahora las catequesis explanan o explican los ritos y su significación espiritual para quienes los han recibido. Es el tiempo para la integración en la comunidad cristiana, estableciendo lazos afectivos con todos sus miembros. Es el momento para el ejercicio de la caridad. Los cincuenta días de la Pascua, o si se ve oportuno alargarlo por el bien de los miembros del grupo, darán una nueva visión de la vida cristiana, de su práctica y, especialmente, de los sacramentos. La catequesis debe tener siempre un aspecto mistagógico.
Cada tema de “Buscad al Señor”
Cada tema del Catecismo esta dividido en varios apartados que se van sucediendo en cuatro páginas. Se abre con una obra de arte que sintetiza de manera gráfica lo que deseamos profundizar en el tema. Junto a ella hay una frase significativa, bien de un padre de la Iglesia, santo o autor espiritual. Esta ilustra de alguna manera la imagen contenida en la obra de arte. Bajo ellas aparece en letra bien identificable el título del tema. Le sigue un texto bíblico que resume e ilumina el contenido de lo que vamos a transmitir al catecúmeno o catequizando para que lo acoja y lo interiorice. Parte, por tanto, cada tema de una cita de la Palabra de Dios que fundamenta lo que vendrá a continuación en el texto. Este apartado lleva por nombre “Lámpara es tu Palabra para mis pasos” y se le reconoce con el símbolo de una lámpara encendida.
En la segunda página llegamos al apartado “Para iluminar la vida”. En él se recoge el pensamiento, los interrogantes, las cuestiones… que pueden plantearse entre los miembros del grupo de catequesis. Estas cuestiones, y otras que pueden aparecer a raíz de ellas, posibilita a cada uno poner encima de la mesa aquello que se habla en su entorno, que piensan sus conciudadanos y ellos mismos… Siempre con el objetivo de generar interés e inquietud para acoger la Palabra de Dios que se le irá anunciando en esa catequesis. El símbolo de este apartado es una estrella.
En el resto de la segunda página y en la página siguiente llegamos al contenido propio de la fe expresado con un lenguaje cercano y sencillo. Allí se encuentra lo que la Iglesia cree en referencia al tema que se está tratando. Por eso este apartado lleva por título “La fe de los cristianos” y su símbolo es un pez. En el lateral se encuentran referencias al Catecismo de la Iglesia Católica que, tanto el catecúmeno como el catequizando, pueden consultar para profundizar en su contenido.
La página cuarta recoge dos apartados. El primero es “La expresión de fe”, cuyo símbolo es un crismón. Aquí se desea subrayar que la dimensión celebrativa, oracional y de compromiso de vida es parte del proceso catecumenal. La fe que se ha transmitido exige ponerla en práctica por medio de la oración, de la celebración o del comportamiento moral. Le sigue el último apartado “La fe hecha cultura”. La riqueza de fe que expresan las diferentes artes se recoge en este apartado para ayudar a dialogar con la cultura en la que vive inserto el iniciando.
Es deseo de los obispos españoles contribuir con este Catecismo a enriquecer la vida de las comunidades cristianas con la incorporación de nuevos hijos que han madurado su fe mediante un proceso de iniciación cristiana que le ha llevado a recibir los sacramentos de la iniciación cristiana o les ha permitido revitalizar su fe. Hay muchos que buscan al Señor. La Iglesia los desea acoger y acompañar para que lo encuentren. El Catecismo “Buscar al Señor” es un instrumento a su servicio.
Imagen: D. Antonio Romero, D. Antonio Risueño y Dña. Gloria Pastor.