¿Hay que estar o no hay que estar en las redes sociales? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Qué peligros tienen esas redes sociales?
Esas son algunas de las preguntas a las que ha tratado de dar respuesta el Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense, D. Rafael Rubio, en la charla que ha ofrecido este martes, en el Palacio Episcopal.
Este experto en derecho de la tecnología, transparencia o derecho electoral ha dejado claro a los asistentes que no es una opción no estar en este mundo digital. «Queramos o no queramos la tecnología influye en nuestras vidas; si se entiende cómo funcionan las cosas se pueden tomar decisiones», ha manifestado.
A través de diferentes textos de Benedicto XVI relativos a esta temática, ha ido desgranando diferentes aspectos de este mundo en el que «las redes sociales no modifican no solo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma».
Para los cristianos estas vías abren un mundo de posibilidades a la hora de llevar a ese entorno la buena nueva. «Si no lo llevamos nosotros, probablemente no lo lleve nadie», matizó.
Para Rubio, «todos tenemos una cierta responsabilidad de participar en lo digital», lógicamente, cada uno al alcance de sus posibilidades.
Manifestó, además, que las redes sirven para la oración, para meditar y compartir la palabra de Dios, además de para rezar o evangelizar, pero siempre desde «el respeto y la sensibilidad».
También dejó claro que no se trata de «estar por estar», en el caso de los sacerdotes se precisa de su «sólida preparación y honda espiritualidad».
En definitiva, se trata de «estar dialogando», mostrando «autenticidad», a través de un lenguaje, sobre todo, visual pues «lo visual siempre pesó en la evangelización».
Entre los peligros que identificó a la hora de estar en las redes apuntó «el afán de reconocimiento» o la «dependencia» que pueden generar.
Este acto ha estado presidido por el Obispo, Mons. José Luis Retana, que con su presencia ha querido reconocer la importancia del buen uso de las redes sociales, un medio útil para llevar a cabo muchas de las tareas pastorales sin olvidar las implicaciones o los riesgos de un uso inadecuado.