Poner un Nacimiento en casa en el que se puede contemplar la imagen de Belén, a José y María, a los pastores…tantos y tantos detalles, ayuda a meditar en el misterio de la Navidad.
El Nacimiento que cada año coloca en su vivienda de Ciudad Rodrigo el sacerdote, D. Manuel Peláez es, precisamente, una invitación a reflexionar sobre el gran misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.
Cada detalle está cuidado y estudiado y el montaje lo realiza en varias alturas durante tres días.
D. Manuel ya adelanta que este es el último año en el que monta el Belén con estas dimensiones, pues no está exento de trabajo y cada vez le cuesta más.
El montaje supone varios días de trabajo para don Manuel debido a las dimensiones y llama la atención que algunas de las figuras están guardadas desde que era un niño.
Instalado a la entrada de su vivienda, ocupa todo el espacio disponible y en más de una ocasión ha recordado que antes de tomar la Primera Comunión ya instalaba el Nacimiento, incluso, algunas piezas forman parte de su niñez.
Fue en el año 2019, cuando el Papa Francisco escribió la carta apostólica ‘Admirabile signum’, en la que reflexionaba sobre el significado y el valor del pesebre para la celebración del nacimiento del Niño Jesús.
En aquel momento, y conviene recordarlo de nuevo, el Santo Padre indicó que el pesebre es un “ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza”.
Un dato muy importante: es algo que “se aprende desde niños” y son los padres y los abuelos los que, habitualmente, “transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”, agregó.
Por eso se nos recuerda que el pesebre es como un “Evangelio vivo”, cuyo origen se remonta al tiempo de San Francisco.