Al día siguiente de la solemne liturgia del Nacimiento del Señor, el presbiterio diocesano ha celebrado en la fiesta de San Esteban su tradicional convivencia navideña.
El Obispo de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana, ha presidido la Eucaristía en la Capilla Mayor del Seminario donde ha recordado algunos detalles sobre la figura de este santo, “diácono y primer mártir de la Iglesia”.
“San Lucas especifica que los que lapidaron a Esteban «pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo» (Hch 7, 58), el mismo que de perseguidor se convertiría en apóstol insigne del Evangelio. Eso significa que el joven Saulo, seguramente, escuchó la predicación de san Esteban y conoció sus contenidos principales. Y probablemente San Pablo se encontraba entre quienes, escuchando este discurso, «tenían los corazones consumidos de rabia y rechinaban sus dientes contra él» (Hch7,54).
En palabras de don José Luis, la historia de San Esteban nos da varias lecciones. Por ejemplo, “nos enseña que el compromiso social de la caridad no se debe separar nunca del anuncio valiente de la fe. Esteban era uno de los siete diáconos que se encargaban sobre todo de la caridad. Pero la caridad no se podía separar del anuncio”.
San Esteban sobre todo nos habla de Cristo, “de Cristo crucificado y resucitado como centro de la historia y de nuestra vida” por lo que “podemos comprender que la cruz ocupa siempre un lugar central en la vida de la Iglesia y también en nuestra vida personal”.
Concluyó pidiendo a San Esteban, al día siguiente del nacimiento de Cristo, “que nos enseñe a aprender estas lecciones; que nos enseñe a amar la cruz, puesto que es el camino por el que Cristo se hace siempre presente entre nosotros”.