El Obispo Administrador Apostólico, Mons. Jesús García Burillo, ha presidido en la Catedral la Misa en honor del Apóstol Santiago, patrón de España, fiesta en que se cumplen 50 años de su ordenación sacerdotal.
El Cardenal Tarancón, Arzobispo de Madrid, concedió en julio de 1971 letras dimisorias para que fuera ordenado en Valladolid por el Obispo José García Goldáraz.
La liturgia se ha realizado de modo ordinario como una Misa dominical. Al comienzo de la homilía el Obispo ha manifestado a los fieles que se trataba de una fecha singular y recordó la felicitación del Papa Francisco, llegada hace unos días, en la que se acentuaba la labor hecha por el Administrador Apostólico en Ciudad Rodrigo: “alabamos su prudente ejercicio episcopal y su sabia moderación actual en la diócesis Civitatense”.
En la homilía comentó la oración inicial: “que por el martirio de Santiago sea fortalecida la Iglesia y España se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos”. Así recordó los orígenes de la devoción al Apóstol, que tuvieron lugar con el descubrimiento de su tumba en el llamado “Campo de la Estrella”, debido a las luces que en el año 825 señalaron al eremita Pelayo el lugar exacto de su enterramiento, siendo reconocido oficialmente por Teodomiro, Obispo de Iría Flavia. Así nació Compostela y sus peregrinaciones a partir del siglo IX, que se mantuvieron procedentes de toda Europa durante toda la Edad Media y han resurgido muy notablemente en 1982 con la visita de San Juan Pablo II, primera de un Papa a la tumba del Apóstol Santiago.
Don Jesús se fijó más tarde en los datos que aparecen en el Nuevo Testamento acerca de Santiago, hermano de Juan e hijos ambos del Zebedeo, discípulos de primera hora, propuestos por su madre para el gobierno de la Iglesia “uno a la derecha y otro a la izquierda” de Jesús y testigos de su Resurrección “hasta el confín de la tierra”. Finalmente, Santiago aparece como el primer mártir de la era cristiana, hecho “pasar a cuchillo por Herodes”.
Según antiquísima tradición, Santiago evangelizó España, trayendo la fe en Jesucristo, siendo confortado en Cesar Augusta por María en carne mortal. Ante la gran crisis de fe que vive España, el Obispo ha insistido en la necesidad de la transmisión de la fe en nuestras familias a nuestros hijos y nietos, y ha animado a todos a ser minoría cultural significativa en medio de una sociedad que se aleja de los orígenes y el pasado que han dado consistencia de principios y convivencia a su larga y brillante historia.