A lo largo de toda esta mañana de jueves se está celebrando en la Capilla Mayor del Seminario el encuentro de inicio de curso del Arciprestazgo de Ciudad Rodrigo.
Tras la oración inicial, el Obispo Administrador Apostólico, Mons. Jesús García Burillo, ha ofrecido unas palabras para la meditación a partir del lema de este Curso Pastoral: ‘Iglesia y familia: Acompañar, discernir e integrar’. A la vez, es el título de capítulo 8 de la Exhortación del Papa Francisco La alegría del amor.
D. Jesús destacó, en primer lugar, que el objetivo es «orar por las familias de nuestra diócesis y por los que acompañan a las familias. Considerar varios modelos bíblicos sobre acompañamiento. Dejarnos acompañar por Cristo y por nuestros “maestros” para poder acompañar nosotros a los demás».
Mons. García Burillo profundizó en el hecho de que «acompañar es estar al lado de, junto a alguien. Discernir es distinguir una cosa de otra, señalando la diferencia entre ellas; comúnmente se refiere a estados de ánimo. Integrar consiste en formar las partes de un todo, completar un todo con las partes que faltaban».
En relación al “discernimiento” sobre situaciones irregulares, «el Papa observa que hay que evitar los juicios que no toman en cuenta la complejidad de estas situaciones, porque a veces las personas viven y sufren a causa de su condición. Y continúa: Se trata de integrar a todos, ayudar a cada uno a encontrar su propia manera de participar en la comunidad eclesial, para que se sienta objeto de una misericordia gratuita. Y añade: Los divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas en afirmaciones demasiado rígidas sin un adecuado discernimiento personal y pastoral».
De igual modo, hizo un relato a través de diferentes pasajes, por ejemplo, de cómo Jesús acompaña a la Samaritana o de cómo Azarías acompaña a Tobit.
Su conclusión es que «la comunidad cristiana no está encerrada en una ciudad fortificada, camina en su ambiente vital, la calle, los caminos. Ahí encontramos a las personas con sus esperanzas y sus desilusiones, a veces enormes. Escuchamos las historias de todos, emergiendo de la conciencia personal. Luego ofrecemos la Palabra de vida, el testimonio de amor fiel hasta el final. Y entonces el corazón de las personas vuelve a arder en la esperanza. Todos en nuestra vida hemos tenido momentos difíciles, oscuros. En nuestra vida, en este curso, nos encontraremos con personas que viven momentos oscuros, dificultades. Trataremos de convencerles de que Jesús siempre está junto a nosotros para darnos esperanza, para arder el corazón y decirnos: ‘Ve adelante, yo estoy contigo'».
La jornada ha continuado con un momento de oración personal, la presentación del objetivo pastoral y programación diocesana a cargo del Vicario de Pastoral, Gabriel Ángel Cid; la presentación de la programación de la Delegación de Familia y Vida para concluir con un tiempo de diálogo.