El cirujano D. Enrique Crespo Rubio ha sido el encargado de abrir, de manera oficial, los actos de la Semana Santa mirobrigense con el pregón que ha pronunciado este sábado en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal.
A esta cita, cuya organización asume cada año una cofradía, en esta ocasión la de Nuestra Señora de la Soledad, tampoco ha faltado el Obispo, Mons. José Luis Retana, o los Vicarios, D. José María Rodríguez-Veleiro (Vicario General) y D. Antonio Risueño (Vicario de Pastoral).
Antes de comenzar el pregón tuvo lugar la actuación del grupo En3Jazz que subió al escenario cuatro temas.
D. Tomás Domínguez, como presidente de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, fue el encargado de dar paso a D. Enrique quien destacó, en primer lugar, su fuerte vinculación con Ciudad Rodrigo y, por supuesto, sus raíces zamoranas donde vive cada año la Semana Santa.
En algunos pasajes de su pregón dejó constancia de que «para oficiar la Semana Santa se precisa la fe» y a pesar de que «muchas personas valoran las procesiones por su aspecto exterior y por la compostura en sus formas, y es importante, pero no determinante», manifestó que las procesiones «no pueden considerarse una atracción turística, que entiendo podría contemplarse, sobre todo por la repercusión mercantil que ello conlleva; son, deberían ser, antes de nada, una manifestación nacida de la fe cristiana, del fervor popular, una expresión para impulsar la piedad en los fieles y que ayuden a los no creyentes a serlo».
Además apuntó que como cristianos, «nuestra forma de conmemorar la Pasión y Muerte de Jesucristo, no se explicaría sin la conmovedora grandeza de su Resurrección: el Crucificado resucitado debe ser el modelo de todo hombre».
Crespo centró, por otra parte, buena parte de su pregón en las diferentes procesiones que desde el Viernes de Pasión recorren las calles de Ciudad Rodrigo.