El sábado, 22 de marzo, se celebrará una misa funeral en su memoria en la parroquia de su pueblo natal, Villares de Yeltes
DELEGACIÓN DE MEDIOS
El pasado sábado 8 de marzo, falleció en Madrid a los 86 años de edad la religiosa salesiana Sor María Inmaculada Rodríguez Sánchez, natural de Villares de Yeltes. Perteneciente a la Inspectoría María Auxiliadora de España, dedicó su vida al servicio de la educación y a la formación de jóvenes bajo los valores del carisma salesiano. El próximo sábado, 22 de marzo, se celebrará una misa funeral en su memoria a las 11:00 horas en su parroquia natal.
Sor Inmaculada creció en el seno de una familia trabajadora, siendo la menor de cuatro hermanos. Sus padres, Juan Vicente y Pelagia, le inculcaron la importancia de la fe cristiana se esforzaron en que sus hijos tuvieran estudios. Estudió Bachillerato en el Colegio San Juan Bosco de Salamanca donde conoció a las Hijas de María Auxiliadora, ingresando como interna y, más tarde, completando su formación en Magisterio. Aunque en un principio no contemplaba la vida religiosa, una compañera le hizo reflexionar sobre su vocación y, tras un profundo discernimiento, decidió entregarse por completo al servicio de Dios.
Profesó en la congregación el 5 de agosto de 1961 en Madrid y continuó formándose para vivir con entrega su compromiso con los consejos evangélicos. La provincial, Sor María Rosario Ten Soriano, la recuerda como una mujer que vivió con alegría su vocación de consagrada salesiana, consciente de que Dios la guiaba y fortalecía en su camino. Quienes la conocieron destacan su fe profunda, su humildad y que supo “disfrutar de las cosas sencillas de la vida, muy agradecida a las personas y a Dios creador”.
Con una amplia trayectoria en la educación, Sor Inmaculada ejerció la docencia durante 40 años en distintos colegios, acompañando a niños y niñas en su proceso de formación. Además, asumió con disponibilidad diversas responsabilidades dentro de la congregación, desempeñándose como asistente, consejera local, vicaria y directora en varias comunidades, dejando su huella en los Colegios María Auxiliadora de Villamil (Madrid), y el Plantío, así como en el Colegio Juan Bosco de Salamanca y de Santander, y en las Casas Sor Eusebia de El Plantío, Béjar, León y Vigo.
Junto a su sobrino sacerdote, Juan José Gómez, quien fue párroco de Ahigal de los Aceiteros, vivió momentos de gozo pero también de profundo sufrimiento cuando fue asesinado. Pese a las adversidades, Sor Inmaculada mantuvo siempre su confianza en Dios.
En enero de 2023, debido a complicaciones de salud, fue trasladada a la Casa Santa Teresa de Madrid, mostrándose siempre agradecida por las atenciones y cuidados que recibía de las auxiliares y de las hermanas. En esta última etapa de su vida, asumió su enfermedad con paz, y refiriéndose a su vida interior, señalaba: “Cultivo la fraternidad para tener vida y dar vida y llegar a la comunión”.
Falleció en el Hospital Jiménez Díaz donde se encontraba ingresada.
Descanse en paz.
