Despedida oficial de Mons. Raúl Berzosa y Mons. Francisco Gil Hellín

Numerosas personas llenaron la catedral de Santa María en la Eucaristía presidida por Berzosa

 

Mons. Raúl Berzosa cerró el capítulo de las despedidas con una multitudinaria Eucaristía celebrada en la catedral en la que estuvo acompañado concelebrando tanto por Gil Hellín como por la práctica totalidad del presbiterio. Laicos y religiosas tanto de la diócesis como de otras partes arroparon al prelado.

En su homilía, Berzosa dejó claro que no quería «ningún protagonismo» por lo que afirmó: «fuera pomposidad, fuera victimismo, porque el foco de atención no es mi persona, es Jesucristo y la belleza de una Iglesia que está aquí reunida”. Hizo referencias a Juan XXIII para hablar del presente y desveló que en encuentros con el Papa y su entorno ha transmitido que en esta «Iglesia de la periferia» se está «al día en lo que el Papa nos pide».

Hubo palabras de agradecimiento y apostó por ser «cristianos del siglo XXI, caminando con Jesucristo en el corazón». Tampoco se olvidó de Efraín Peinado, que próximamente será ordenado y para el que pidió una oración; también para el administrador que se iba, Mons. Gil Hellín, y para el que llegaba, Mons. Jesús García Burillo.

El Vicario de Pastoral, José Manuel Vidriales, se dirigió igualmente a los asistentes y agradeció su tarea a los dos obispos, invitando a la gente además, a continuar en el trabajo de la evangelización. Habló Mons. Francisco Gil, invitado por el propio Berzosa a hacerlo: «Ojalá no hubiera hecho falta estar aquí, pero me alegro a posteriori de haber estado, por haber renovado el espíritu de pastor directo».

Al término de la Eucaristía, durante más de una hora, don Raúl saludó a todos los presentes personalmente.

(Fotografías: José Vicente)