El Día de la Iglesia Diocesana, que este año se celebra el próximo 6 de noviembre, es una ocasión para recordar que la actividad celebrativa, pastoral, evangelizadora, educativa y cultural de la Iglesia es posible gracias a las 41 millones de horas al año que se entregan de manera generosa.
Un compromiso que resulta tan decisivo, especialmente en momentos de tanta necesidad como el actual, que la campaña de este año se ha querido centrar en el agradecimiento: “Gracias por tanto”.
Existen cuatro alternativas de colaboración que no son excluyentes y que se resumen en: tu oración, tus cualidades, tu tiempo y tu aportación económica.
Hoy nos fijamos en la oración: puedes rezar por tu parroquia porque tu oración es necesaria y será el alma de toda la actividad que se realice. Con ella, los frutos serán mayores y más permanentes.
Pero si hay alguien que de manera especial reza por todos nosotros, esas son las religiosas. En la Diócesis de Ciudad Rodrigo existen tres conventos de clausura: las MM. Agustinas de San Felices de los Gallegos, las MM. Carmelitas de Ciudad Rodrigo y las Franciscanas TOR de El Zarzoso.
Precisamente, a la comunidad de franciscanas les hemos preguntado por quién rezan y su respuesta ha sido amplia. «Oramos por todo el mundo, pero especialmente por las personas más desfavorecidas, por los que sufren, por los que tienen problemas, por aquellos que tocan a nuestra puerta pidiendo oración porque están enfermos». Insisten en que su oración «es abierta a todos, oramos por la Diócesis, por los sacerdote, los obispos y la Iglesia en general», sin olvidar «las vocaciones» y muchos otros problemas actuales como «la guerra, la Iglesia perseguida; nuestras intenciones abarcan todo lo que haga falta, es nuestra misión».
Por otra parte, desde la propia comunidad aclaran que «cuando Dios nos llamó, igual que a los sacerdotes les dio el poder de consagrar o de poder perdonar los pecados, a nosotros nos dio el poder de la intercesión, interceder por los demás es la misión que nos ha dado Dios a cada alma contemplativa».
Su espiritualidad destaca por llevar a cabo obras de misericordia desde su carisma. «Una sonrisa, transmitir ánimo, aliento o consuelo también es obra de misericordia, no solo es lo económico».
Son sabedoras de que su oración «llega a muchas personas porque así nos lo transmiten los que vienen», al tiempo que concluyen que «la oración hace milagros, son muchos los que regresan a dar las gracias».