La apertura del Año Jubilar Teresiano en la S. I. Catedral tendrá lugar el próximo 20 de noviembre, a las 17:00 horas, tras ratificar el Consejo Presbiteral la propuesta del Obispo.
La celebración estará presidida por el Obispo, Mons. José Luis Retana, y se une así, al otro templo de la Diócesis que ha sido designado como sede del Año Jubilar, la iglesia del Convento de las MM. Carmelitas de Ciudad Rodrigo. En total, las diócesis de Ciudad Rodrigo y de Salamanca suman diez templos con este sentido jubilar.
Precisamente, el 20 de noviembre, tiene lugar el aniversario de la dedicación de la Catedral de Santa María, se trata del día en el que se abrió oficialmente al culto.
A ambos templos se podrá peregrinar hasta el 15 octubre de 2023, solemnidad de Santa Teresa de Jesús.
¿Qué es la indulgencia plenaria?
“La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”.
En este caso, se llama indulgencia plenaria porque suprime plenamente esta pena temporal por los pecados cometidos y confesados hasta ese momento.
Para conseguir la indulgencia plenaria del Año Jubilar Teresiano, la Iglesia anima a hacer una peregrinación de fe y realizar un gesto especial, atravesar la Puerta Santa de cualquiera de las diez sedes jubilares, entre ellas la de la iglesia de las Carmelitas, participando en la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del papa Francisco.
Los ancianos, enfermos y todos los que, por causa grave, no pueden salir de casa, también pueden obtenerla, “haciendo el firme propósito de cumplir cuanto antes, con las tres condiciones de costumbre, si se ponen ante una imagen de Santa Teresa, uniéndose espiritualmente a las celebraciones del jubileo, ofreciendo sus oraciones y dolores, o las dificultades de la propia vida, a la misericordia de Dios”, como recoge el decreto de la penitenciaría apostólica.