La Iglesia de San Pedro-San Isidoro ha acogido este viernes, la Vigilia de la Luz que cada año en la víspera del Domund, organiza la Delegación de Misiones.
Es una cita que está cargada de gestos y cuya finalidad principal es la de orar por los misioneros y que sepan que de una u otra manera, están presentes en nuestras vidas.
Hubo un momento inicial para escuchar el Evangelio y el P. Lino Herrero, misionero de Mariannhill, realizó un pequeña reflexión al hilo del lema de esta campaña del Domund, ‘Seréis mis testigos’.
El Padre Lino recordó a los presentes cómo Jesús, cuando eligió a los suyos antes de poder predicar, les invitó a estar con él, a ser amigos suyos. «Si de verdad queremos tener impacto en el mundo, tenemos que empezar a ser amigos de Cristo», apuntó.
Insistió en ese mandato misionero que tenemos todos los que formamos parte de la Iglesia y concluyó resaltando esa necesidad que tiene el mundo de la sal y la luz del Evangelio.
También se pudo escuchar el testimonio de Gema Domínguez, una joven de Ciudad Rodrigo que este verano ha participado en un proyecto de cooperación junto a los Jesuitas en la frontera entre Colombia y Venezuela. Identificó las condiciones en las que vivían las personas y cómo trataban de registrar todas sus necesidades.
Por último, hubo un gesto de encendido de velas y se concluyó con las peticiones y el Padrenuestro.
Seminaristas, sacerdotes y párrocos, miembros de la Delegación de Misiones con su delegado, D. José María Rodríguez-Veleiro al frente, y fieles en general, se han dado cita en esta celebración.