La Diócesis ha festejado con diversas celebraciones la fiesta de los ancianos en el día de los Santos Joaquín y Santa Ana.
Así, con gran gozo de los ancianos, Mons. Jesús García Burillo ha celebrado la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, patronos de los mayores, que el Papa ha declarado como la primea Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos, en la Residencia de San José, de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.
El obispo ha recordado que no conocemos la historia personal de los padres de la Virgen, sino lo que nos dice la Tradición y cuanto les aplica la liturgia de la fiesta. Es decir, que fueron hombres de bien y sus méritos no han quedado en el olvido. Por eso «debemos alabar a Joaquín y Ana por su hija María y de ella nacieron todos los pueblos».
El Papa Francisco nos pidió ayer que cuidemos a los ancianos porque «no son sobras de la vida o desechos que se deben tirar», sino personas que han criado a las generaciones jóvenes, dándoles amor y comprensión.
El Papa, que sigue convaleciendo de su operación, insiste en que atendamos a los ancianos, porque son como «valiosos pedazos de pan que han quedado sobre la mesa», y pueden alimentar a las nuevas generaciones con «la fragancia de su memoria».
«No perdamos la memoria de la que son portadores los mayores, -dice Francisco- porque somos hijos de esa historia, y sin raíces nos marchitaremos. Ellos nos han custodiado a lo largo de las etapas de nuestro crecimiento, ahora nos toca a nosotros custodiar su vida, aligerar sus dificultades, estar atentos a sus necesidades, crear las condiciones para que se les faciliten sus tareas diarias y no se sientan solos».
También pidió a los jóvenes que se pregunten si visitan a sus abuelos con frecuencia y los escuchan, y les animó a no tener que arrepentirse «mañana de no haberles dedicado suficiente atención».
Les recordó, además, que los abuelos, «habiendo tenido una vida a menudo muy sacrificada, no nos han tratado con indiferencia ni se han desentendido de nosotros, sino que han tenido ojos atentos, llenos de ternura».
«Cuando estábamos creciendo y nos sentíamos incomprendidos o asustados por los desafíos de la vida, -continúa el Papa- se fijaron en nosotros, en lo que estaba cambiando en nuestro corazón, en nuestras lágrimas escondidas y en los sueños que llevábamos dentro. Todos hemos pasado por las rodillas de los abuelos, que nos han llevado en brazos».
Francisco criticó las sociedades actuales, demasiado atareadas e indiferentes, incapaces de atender a estas personas mayores que «hoy tienen hambre» de las generaciones jóvenes, de su ternura y de su atención.
El Obispo don Jesús terminó felicitando a los abuelos y animándoles a cuidarse mucho y a cuidar a sus compañeros residentes, siendo agradecidos con las personas que los cuidan y los atienden.
Las Hermanitas de los Ancianos prepararon después una fiesta de alegría y convivencia que los abuelos agradecieron vivamente.
Por otra parte, la Catedral de Santa María ha acogido esta misma celebración organizada por la Pastoral Familiar y presidida por D. Ángel Martín, presidente del Cabildo.
El domingo, también hubo celebraciones especiales por parte de esta delegación en Barruecopardo y El Maíllo.